Un infarto al miocardio ocurre cuando se bloquean los vasos sanguíneos que irrigan al corazón lo cual impide que llegue suficiente oxígeno a ese órgano.
La consecuencia son daños permanentes o muerte del tejido cardíaco.
La investigación, que se llevó a cabo con más de 800 pacientes del Hospital Clínico San Carlos, en Madrid, descubrió que los infartos que ocurren entre las 6.00 am y el mediodía parecen producir la muerte de un área 20% mayor de tejido cardíaco, que los ocurridos a cualquier otra hora.
Los expertos creen que los ciclos naturales del organismo de vigilia y sueño podrían explicar estas diferencias, pero es necesario llevar a cabo más estudios para confirmarlo.
La investigación, fue publicada en la revista Heart, y muestra que estudios anteriores demostraron que el reloj biológico de un individuo tiene una influencia en varios procesos metabólicos y fisiológicos, incluidos los cardiovasculares, que están vinculados a la incidencia de ataques cardíacos.
Para investigarlo, el Dr. Borja Ibañez y su equipo analizaron datos de 811 pacientes del hospital que habían sufrido un tipo de ataque llamado infarto de miocardio con elevación del ST, que ocurre después de un período prolongado de oclusión del abastecimiento sanguíneo al músculo cardíaco.
El doctor Ibáñez dividió a los pacientes en cuatro grupos basados en el segmento de seis horas de un ciclo de 24 horas en que había ocurrido el evento.
Descubrió que un grupo en particular, el del segmento de las 6.00 am al mediodía, había sufrido los infartos más severos.
Este grupo matutino, explica el investigador, tenía niveles mucho más altos (21%) de una enzima en la sangre (que es un marcador del tejido cardíaco muerto) que los pacientes cuyos infartos ocurrieron en la noche (entre las 18.00 y las 24.00).
Los investigadores también descubrieron que los pacientes cuyo infarto con elevación del ST ocurrió en la pared anterior del corazón quedaron con una mayor área lesionada que aquéllos cuyos infartos ocurrieron en otras zonas del músculo.
Los científicos creen que estos resultados, pueden conducir en el futuro a mejorar la forma como se diagnostican y tratan estos eventos cardíacos.
Pero tal como señala la Dra. Judy O’Sullivan, de la Fundación Británica del Corazón, la mejor forma, hasta ahora, de prevenir daños severos, e incluso la muerte, cuando ocurre un infarto es el tratamiento de emergencia del paciente.
Independientemente del momento del día, entre más rápido se trate a alguien que está padeciendo un infarto, menor daño sufrirá. Por eso es esencial que cualquier persona que experimente síntomas de un infarto de miocardio llame a los servicios de emergencia de inmediato.
