¿Qué es el Momento Eureka?
Ese inspirador momento eureka que solo llega cuando el cerebro desconecta.
Las vacaciones están para relajarse y también para permitir que el cerebro dé a luz grandes ideas. Dejar que la mente vague favorece que de pronto aparezca la solución a esas preocupaciones que nos llevan consumiendo durante meses en la mesa de trabajo. Es el momento Eureka. Nace en las neuronas situadas sobre la oreja derecha y llega sin avisar, pero existe.
Aunque muchos historiadores han dudado de la veracidad de la famosa anécdota, la exclamación atribuida a Arquímedes se ha instalado en el lenguaje común para ilustrar ese instante feliz en el que alguien atormentado por un problema se topa con la solución en el momento en que se da por vencido y decide dejar de pensar en ello.
“Entré en un autobús, en el momento que puse mi pie en el escalón la idea vino a mí, sin nada en mis pensamientos que pareciera haber preparado el camino para ello: que la transformación que yo había utilizado para definir las funciones fuchsianas era idéntica a las de la geometría no euclidiana”, explicaba en 1908 el matemático francés Henri Poincaré.
Esto no solo les ocurre a las grandes mentes científica, todo el mundo puede tener un momento eureka y para alcanzarlo, lo mejor es levantarse de la mesa de trabajo y evadirse.
De pronto, cuando ni siquiera se tiene consciencia de estar pensando, aparece una solución que inmediatamente se reconoce como correcta, aunque después haya que desarrollarla. Lo curioso es que, normalmente, el afortunado no puede explicar qué proceso mental le ha llevado a la idea feliz.
Pero, ¿el momento eureka existe realmente o es solo una sensación subjetiva? Según el Dr. John Kounios Director de Program in Applied Cognitive & Brain Sciences de Princeton University sí, existe, y aclara que hay dos mecanismos generales para la resolución de problemas: De manera consciente y metódica, por análisis; y de forma repentina e inesperada, por inspiración.
Desconectar y dejar vagar los pensamientos libremente puede ser considerado poco productivo y perjudicial, según algunos psicólogos, es señal de infelicidad, pero muchos científicos lo han valorado como una fuente de inspiración.
El Dr. Kounios, ha investigado en profundidad los mecanismos neuronales del efecto Eureka, y opina que dejar volar la mente dificulta ciertas actividades que requieren de atención constante, parece ser beneficioso para resolver problemas de forma creativa.
Con la finalidad de comprobar que estos momentos de inspiración no son solo una percepción subjetiva, el Dr. Kounios presentó un problema de creatividad a cuatro grupos de participantes. El test consistía en encontrar tantos usos como fuera posible a un objeto dado durante un tiempo determinado.
El primer grupo descansó después de hacer la prueba por primera vez, el segundo realizó una tarea que reclamaba toda su atención. Otro equipo no tuvo descanso y al último se le entretuvo con una tarea poco exigente, que permitía a su mente distraerse con otras cosas. Cuando se les volvió a presentar el mismo tipo de test, solamente el cuarto grupo, el que había podido distraerse, mejoró su rendimiento.
Develar qué es lo que ocurre en el cerebro cuando llega a estas conclusiones repentinas es difícil. ¿Actúa el mismo mecanismo neuronal en el proceso hacia una solución de forma metódica y consciente que cuando esta llega inesperadamente? ¿Es tan repentino como parece? ¿Dónde nacen estas ideas magníficas?
Los estudios de neuroimagen muestran una activación del lóbulo temporal derecho, justo sobre la oreja, justo en el momento de la inspiración, indica el Dr. Kounios.
La idea nace en el hemisferio derecho del cerebro, sobre la oreja, en el llamado giro temporal superior (aSTG). Las neuronas de esta área forman conexiones, reconocen relaciones entre conceptos distantes y permiten entender metáforas y bromas.
A los participantes del estudio se les presentaban tres palabras aparentemente sin relación (por ejemplo: roja, tarta y envenenada) y tenían que encontrar una con la que se pudiera formar conceptos relacionados con las tres palabras-problema (la solución en este caso sería manzana).
Se les preguntó si habían llegado a la solución por un proceso metódico y consciente o se les había ‘aparecido’. En el cerebro de aquellos que encontraban la respuesta por sorpresa se detectó una actividad repentina sobre la oreja derecha, en el giro temporal superior.
Los científicos creen que esta área permite hacer conexiones insospechadas y rápidas entre conceptos conocidos. En el caso de Arquímedes, eso sería lo que supuestamente le ocurrió al ver el desplazamiento del agua en la bañera y asociarlo con sus conocimientos sobre el peso y volumen de los objetos.
Aunque este estudio se hizo con problemas semánticos, el Dr. Kounios asegura que ocurre también con problemas visuales, por ejemplo, cuando una persona mira una imagen ambigua y repentinamente se da cuenta de lo que es. Estos momentos eureka implican mecanismos cerebrales únicos. Los resultados del estudio se publicarosn en la revista PLOS Biology.