Problemas y polémicas por los «vientres de alquiler»

Las leyes de fertilidad de muchos países no fueron diseñadas para la gestación subrogada

Las historias de celebridades como Nicole Kidman y Elton John, orgullosos padres que recientemente presentaron a sus bebés nacidos de madres subrrogadas, han tenido un final feliz.

Pero en la «vida real», en lo que se refiere a la gestación subrogada, las cosas no siempre funcionan tan bien.

Está, el caso de una pareja que compareció ante un tribunal de Birmingham, Inglaterra, conocidos como el señor y la señora W.

Sus intentos para concebir habían resultado en una serie de abortos espontáneos, hasta que la pareja conoció a una mujer que se ofreció a prestar sus servicios como madre subrogada y aceptó ser inseminada con el esperma del señor W.

La mujer, que ya era madre de dos niños, se embarazó. Pero en algún momento de la gestación cambió de parecer y decidió quedarse con el bebé, que nació el 16 de julio de 2010.

Los señores W demandaron a la mujer y un juez ordenó que el recién nacido le fuera entregado a un guardián mientras se solucionaba el proceso legal. Al final del juicio, cuando el bebé tenía cinco meses, el juez dictaminó que la mujer gestante podía quedarse con el niño porque estaba mejor capacitada para satisfacer sus necesidades. El juez también declaró que el caso demostraba que los riesgos de un acuerdo de gestación subrogada eran considerables.

La gestación subrogada se está convirtiendo en una opción cada vez más popular, ya sea debido a las dificultades para concebir que cada vez afecta a más parejas o por el aumento de parejas del mismo sexo que desean tener un bebé.

En países como India, Ucrania y algunos estados de Estados Unidos, es legal pagar a una mujer para que conciba a los hijos de otros.

Pero en otros países la gestación subrrogada no puede tener fines de lucro. Y encontrar a mujeres que quieran gestar a los hijos de otros -sin fines de lucro- no es tan sencillo. Tampoco es fácil lograr que un contrato de maternidad subrogada sea ejecutable en la corte.

La ley de fertilidad humana (en el Reino Unido) tiene más de 25 años y nunca fue diseñada para la gestación subrogada explica Louisa Ghevaert, especialista en leyes de fertilidad.

Tampoco fue creada para los grandes números de personas que ahora están acudiendo a este proceso, ni para hacer frente a las complicaciones que surgen cuando el proceso es internacional. Y es que dadas las dificultades que enfrentan muchas parejas para encontrar en su propio país a una mujer que quiera gestar a su hijo, muchas veces estas se ven forzadas a viajar a lugares donde se permite pagar por alquilar un útero. Y cuando surgen problemas en esos casos muchas veces el resultado legal es un bebé sin nacionalidad, sin estado, sin familia y sin padres.

Pero el doctor David King, director de la organización Human Genetics Alert(Alerta Genética Humana), se opone a la «regularización» de un mercado global de maternidad subrogada.

No aboga por el punto de vista ‘pro-vida’, pero la preocupación tiene que ver con la deshumanización que se ha hecho del proceso de tener un bebé en un sistema de mercado libre.


Estamos convirtiendo a los bebés en artículos de consumo, y también está la terrible explotación que se está haciendo de las mujeres en países como India quienes se ven forzadas a esta situación por la pobreza en que viven. En India, dice el experto, el mercado de gestación subrogada es una industria de US$2.000 millones. Pero para otras mujeres la gestación subrogada es la única posibilidad de tener un hijo.

Los tratamientos de reproducción asistida no están al alcance de la mayoría de las parejas, principalmente en países de bajos o medianos ingresos, debido a su alto costo y a las bajas probabilidades que muchas veces se presentan de lograr un embarazo.

Se han visto casos exitosos en India, Ucrania y Estados Unidos. Donde las madres gestantes participan en el proceso con un alto nivel de altruismo y muy conscientes de lo que están haciendo.

Actualmente hay una creciente necesidad de gestación subrogada y con los estándares de la vida moderna y las dificultades que cada vez enfrentan más parejas para concebir es probable que esta demanda continúe aumentando.

Y las leyes de muchos países deben comenzar a reflejar y regular esta demanda.


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