Las personas que están desempleadas a sus 50 años pueden tener riesgo de sufrir un infartodel miocardio de la misma magnitud que el relacionado con el hábito de fumar, según revela un estudio, dirigido por la Dra. Linda George, de la Universidad de Duke, en Carolina del Norte EUA.
La investigación realizada a más de 13.000 individuos indica que el riesgo de infarto se incrementa un 25% durante el primer año después de que se pierde el empleo y se incrementa de forma proporcional si se sufren otros despidos o ceses laborales.
Este riesgo no se ve en las personas que deciden retirarse voluntariamente, muestra la investigación que fue publicada en la revista Archives of Internal Medicine.
Los expertos piensan que el estrés podría ser responsable de este vínculo, es necesario llevar a cabo más investigaciones para explorarlo, estudios anteriores sugerían que realizar un trabajo estresante incrementa el riesgo de sufrir un infarto del miocardio.
La Fundación Británica del Corazón asegura que el estrés en sí mismo no es una causa directa de sufrir un infarto del miocardio, aunque puede contribuir al riesgo de una persona. En el estudio que se llevó a cabo durante casi 20 años, hubo más de 1.000 infartos entre los 13, 451 participantes.
Cuando los investigadores analizaron específicamente quiénes fueron los individuos que sufrieron estos eventos, encontraron varias tendencias distintas.
Los hombres y las mujeres del estudio que fumaban, tenían sobrepeso o hacían poco o nada de ejercicio mostraron más probabilidades de sufrir un infarto del miocardio, también aquéllos de más edad o quienes padecían hipertensión o diabetes, después de tomar en cuenta los factores de riesgo de infarto que han sido bien establecidos, los investigadores encontraron que la pérdida del empleo también esta vinculada al riesgo de infarto.
Los infartos fueron significativamente más comunes (27%) entre las personas que estaban recientemente desempleadas, independientemente del tipo de ocupación que desempeñaban, y el efecto fue acumulativo: las posibilidades de tener un infarto aumentaron 63% entre aquéllos que habían perdido cuatro o más empleos.
La Dra. George, afirma que este es un efecto considerable y con un impacto similar a otros factores de riesgo de infarto bien conocidos y establecidos, incluidos fumar y presentar obesidad. La Dra. afirma que hay formas de manejar el estrés para minimizar sus efectos.