En los últimos años, el consumo de oxi ha aumentado de forma alarmante en Brasil.
Son adictos al oxi, una droga que está causando estragos en pueblos y ciudades del Amazonas, cuyo bajo precio, alrededor de un dólar estadounidense la dosis, la hace muy popular.
La droga, es una versión más sucia y devastadora del crack, conocida también por su gran propensión a causar adicción.
Oxi, un diminutivo de «oxidado», ha estado en uso en las últimas dos décadas en la Amazonia, pero recientemente las autoridades detectaron un incremento notable en su consumo.
El oxi representa cerca del 80% de la droga incautada en el estado de Pará, y ha reemplazado al crack como la droga de moda en la región, señala Ivanildo Santos, jefe de la unidad de crimen organizado de la policía de Pará, en Brasil
La droga ha sido tema de debate en Brasil en los últimos dos meses, ya que las autoridades la han detectado en grandes ciudades como Sao Paulo y Rio de Janeiro.
Los investigadores creen que, aunque el oxi continúa siendo la droga de los pobres, está comenzando a ganar terreno en las clases media y media alta.
Se está volviendo una epidemia, un problema de salud pública. Como el oxi es más potente y barato que el crack, la tendencia es que se vuelva la droga de más consumo en los barrios pobres periféricos de las grandes ciudades.
El oxi está hecho de los restos de la producción de cocaína, mezclados con cal y gasolina o queroseno.
En el Centro Nueva Vida, una organización que brinda asistencia a adictos, abundan las historias de vidas arruinadas y de familias destruídas por esta droga.
Los productos químicos que contiene son tremendamente dañinos para el organismo, empezando por el hígado. Los usuarios también sufren de serios problemas mentales, como delirio y paranoia.