El fabricante de autos Ford está desarrollando un asiento que monitorea el corazón de los conductores. Hay cada vez más clientes de la automotriz con más de 65 años de edad, por ello sus directivos afirman que la creación de este asiento es un buen negocio. Seis sensores pequeños colocados en el respaldo detectan el ritmo cardiaco de la misma forma en que lo hace un electrocardiograma.
Si se detecta un problema el auto podría alertar al conductor e incluso detenerse de forma automática, información vital podría ser enviada a centros médicos a través del teléfono celular del conductor.
La automotriz Ford cree que su asiento, el cual requiere un par de años más de pruebas en carreteras, podría reducir el número de accidentes causados por ataques al corazón mientras se va al volante.
Las previsiones estadísticas señalan que hacia 2025, el 23% de la población en Europa tendrá 65 años o más, y hacia 2050 el porcentaje es de 30%. Es probable que el número de conductores en riesgo de un ataque cardiaco se eleve considerablemente en las décadas que vienen.
Algunas pruebas realizadas con unos 200 voluntarios muestran que el asiento puede brindar lecturas precisas durante el 98% del tiempo en el auto del 95% de los conductores, dice la compañía.
Hay todavía algunos problemas técnicos que afinar. Mientras una máquina de electrocardiograma normal en una clínica requiere que se adhieran electrodos metálicos en la piel en varios puntos del cuerpo, los sensores del asiento de la Ford detectan la actividad cardiaca a través de las ropas del conductor.
Los sensores pueden funcionar con camisas e incluso suéters, pero un abrigo de invierno sería demasiada interferencia.
Sus desarrolladores esperan contar con un producto que beneficiará no sólo a los conductores, sino también a los peatones.
El sistema será capaz de detectar si alguien está teniendo un problema cardiovascular, por ejemplo un ataque al corazón, y podría ser usado también para detectar los síntomas de otras enfermedades como alta presión, afirma el Dr. Archim Lindner, quien trabaja en el Centro de Investigación de la Ford.
Esto beneficia no sólo al conductor, sino que podría hacer que las carreteras sean más seguras para todos.