Cuando sufre un dolor en la espalda, ¿se pregunta si tiene que usar una almohadilla térmica o una compresa de hielo?, no importa cuál elija, porque ni el calor ni el frío alivian el dolor, por lo menos de forma inmediata.
A menudo, después de una lesión, se aconseja aplicar hielo de inmediato y calor los días siguientes, aunque existen pocas evidencias en la literatura médica que respalden estas recomendaciones.
Recientemente, se realizó un estudio en el Centro Médico de la Stony Brook University, en Nueva York, EUA, que incluyo a 60 pacientes que acudieron a una sala de emergencias por distensiones musculares menores en la espalda o el cuello.
Todos recibieron 400 miligramos de ibuprofeno y, luego, al azar, usaron una almohadilla térmica o una compresa fría durante 30 minutos. Luego de esa media hora, el equipo observó que los pacientes de ambos grupos sentían un alivio leve del dolor.
Pero esa mejoría promedio, según una escala de medición del dolor, no fue clínicamente significativa, según los médicos que realizaron el estudio.
Y dado que ambos grupos habían recibido ibuprofeno, se atribuyó el alivio al analgésico. Los resultados, sugieren que elegir calor o frío para las distensiones en la espalda y el cuello no proporcionan alivio inmediato, sin embargo es una estrategia económica, accesible y segura, y en algunas personas actua como efecto placebo, pues la persona percibe menos dolor sólo porque está haciendo algo para tratarlo.