Apenas cuenta con unos pocos días de vida aunque nadie lo creería al verlo sobresalir de la diminuta cuna del hospital de Texas en el que ha nacido. Michael Brown, como se llama este particular bebé gigante, nació con 7,3 kilos de peso a pesar de que los médicos habían pronosticado que lo haría con algo menos de cinco.
La razón es, la diabetes gestacional que sufrió su madre durante el embarazo, Janet Johnson, que no da crédito al tamaño descomunal de su recién nacido, tanto su madre como las enfermeras, han tenido que improvisar ropa y pañales para su gran tamaño.
Michael, que nació mediante una cesárea programada, tendrá que ser ahora sometido a un tratamiento médico intensivo para disminuir sus niveles de azúcar en sangre y así poder alcanzar en los próximos meses el peso de un bebé de su edad.