Las increíbles velocidades alcanzadas por la nadadora adolescente china Ye Shiwen en los Juegos Olímpicos 2012 están generando dudas sobre si la brecha entre hombres y mujeres en los deportes podrá desaparecer algún día.
Ye Shiwen, quien hasta el momento ha ganado dos medallas de oro y ha roto un récord mundial en los Juegos de Londres, alcanzó una marca en la última vuelta en estilo libre durante nado combinado que compite con la de los campeones masculinos.
Hay mucha evidencia que demuestra que la diferencia de género existe, pero la brecha se ha estrechado con el correr de las décadas, por lo que cabe preguntarse: ¿algún día las mujeres alcanzarán a los hombres? Se acercarán, dice John Brewer, profesor de ciencias del deporte de la University of Bedfordshire en Gran Bretaña, pero sólo en algunas disciplinas.
Las mujeres participaron por primera vez en los Juegos Olímpicos en París en 1900, cuatro años después de que se disputaran las primeras Olimpíadas de la era moderna en Atenas.
Desde entonces, la participación femenina ha aumentado constantemente, en los Juegos del 2012, las mujeres representan el 45% de los atletas, comparado con el 23% en Los Angeles en 1984 y apenas el 13% en Tokio en 1964.
Pero las mujeres no siempre han competido en todos los deportes y en todas las distancias en las que participan los hombres, en deportes más «maduros», donde las mujeres y los hombres han estado corriendo, saltando o nadando codo a codo en la competencia internacional por muchas décadas, la brecha se ha estabilizado.
Pero donde la diferencia aún está disminuyendo es en los deportes femeninos que son menos maduros, como los de resistencia: maratón, 10.000 metros y natación de larga distancia.
A las mujeres se les ha permitido correr maratón en los Juegos Olímpicos desde 1984, mientras que la carrera de 10.000 metros femenina se introdujo en 1988.
Un estudio publicado en el 2010 en Journal of Sports Science and Medicine, que examinó la diferencia entre los récord mundiales de hombres y mujeres desde el inicio de las Olimpíadas modernas en 1896, halló que la brecha se achicó constantemente hasta alrededor de 1983, para luego estabilizarse.
La diferencia promedio entre los hombres y las mujeres en todas las disciplinas es del alrededor del 10% , pero varía entre el 5,5% en el estilo libre de natación de 800 metros y el 18,8% en el salto largo.
Los expertos apuntan a importantes diferencias fisiológicas entre ambos géneros. Las mujeres suelen tener más grasa corporal, lo que las hace más flotantes en el agua, y eso a veces puede ayudarlas en términos de velocidad, pero del lado negativo, las mujeres tienen menos masa muscular y potencia, por lo que el efecto se cancela.
Los corazones de los varones generalmente son más grandes, lo que les permite bombear más sangre por cada latido, y sus pulmones son capaces de tomar más oxígeno en cada respiración. Esa combinación hace que su sangre pueda llevar más oxígeno a sus músculos, volviéndolos más fuertes y más poderosos.
No obstante, la relativa infancia de algunas disciplinas tanto entre las mujeres como en los Juegos Olímpicos implica que ellas pueden reducir la brecha en la medida en que entrenadores, científicos del deporte y psicólogos aprenden cómo entrenarlas, respaldarlas e impulsarlas a un nivel de elite.
Aún cuando la biología es responsable de muchas cosas, estamos aprendiendo mucho más sobre las formas más efectivas para que las mujeres se entrenen y recuperen, eso puede ayudar a superar algunas de las diferencias biológicas.