La Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta que de los 350 millones de personas que padecen diabetes, este año morirán más de tres millones debido al envejecimiento de la población y la globalización de estilos de vida no saludables.
La cifra de muertes puede llegar a 4.8 millones de diabéticos para 2030, un aumento del 60% con respecto a las cifras actuales.
En el marco del Día Mundial de la Diabetes, la OMS señala que el 80% de las personas que padecen la enfermedad viven en los países en desarrollo, en donde no pueden ser diagnosticadas a tiempo, arriesgándose a sufrir un infarto, derrame cerebral y fallo renal.
Con la globalización la diabetes se ha convertido en una cuestión relacionada con el desarrollo, en la que los pobres afrontan un riesgo desproporcionado, con familias enteras que se ven orilladas a una situación de pobreza aún mayor, comenta en un comunicado el secretario general de Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon.
La diabetes afecta a los recursos de los sistemas nacionales de salud y amenaza con revertir los avances logrados con muchos esfuerzos en países de pequeños y medianos ingresos, los gobiernos de todo el mundo luchan para proteger a sus ciudadanos de los factores que incrementan el riesgo de diabetes, que incluyen una dieta no saludable, la inactividad física y el abuso de alcohol. Muchos gobiernos afrontan también el desafío de facilitar información oportuna, el tratamiento y el cuidado necesarios.
En septiembre de 2011, la Asamblea General de la ONU reconoció la diabetes, entre otras enfermedades no transmisibles, como desafíos globales en materia de sanidad y desarrollo. En mayo pasado, la OMS se fijó el objetivo de reducir en un 25% la mortalidad prematura a causa de estas enfermedades para el año 2025.
La OMS prevé que las muertes por diabetes se multipliquen por dos entre 2005 y 2030. La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce, la insulina es una hormona que regula el azúcar en la sangre.
Si la enfermedad no se controla, puede causar hiperglucemia (aumento de azúcar en la sangre) que con el paso del tiempo causa graves daños al organismo humano, especialmente al sistema nervioso y al aparato circulatorio.