Para llegar a dichas conclusiones los científicos presentaron un amplio cuestionario a 343 pares de madres e hijas. En promedio, las mamás tenían 44 años y las adolescentes, 16. De acuerdo con la Dra. Ruvio, se analizaron las influencias en ambos sentidos, es decir de la madre a la adolescente y viceversa. Su objetivo fue analizar si los chicos afectan la conducta de consumo de sus padres con relación a los productos que los mismos padres compran.
Y resultó que si las madres se sienten jóvenes, tienen un alto sentido de la moda y consideran que su hija elige bien la ropa que usa, entonces tenderán a imitar los hábitos de consumo de la adolescente.
Por el contrario, si la hija se interesa en la moda y se considera más grande de lo que realmente es, entonces tiene pocas posibilidades de ver a su madre como un modelo a seguir en cuanto a la forma de vestirse y los artículos que compra.
No se trata solo de que el acto de imitación sea consciente, los hallazgos indican claramente que los sujetos intencionalmente eligen la figura que quieren emular y registran su inclinación para hacer una imitación del comportamiento de consumo.