Los genes de la longevidad

En el mercado existen productos que engañan a la gente ofreciéndoles la longevidad.

El deseo universal de no envejecer se traduce en un negocio multimillonario que amenaza con interferir en el avance normal de la ciencia. Mientras los principales grupos de investigación en Europa y EUA, se encuentran en una polémica con tintes agrios sobre el papel de determinados genes y moléculas en el envejecimiento, esos mismos compuestos se venden ya en complementos nutricionales que prometen beneficios no demostrados en humanos. Uno de ellos, el Revidox, es desde el año pasado, el producto estrella de una compañía española que se apoya, en parte, en el prestigio del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Algunos investigadores advierten que puede ocultar resultados realmente interesantes.

Experimentos anteriores parecían demostrar que un grupo de genes, responsables de la síntesis de las proteínas llamadas sirtuinas, alargaban significativamente la vida de moscas y gusanos. La investigación antienvejecimiento creció con fuerza, mientras a su sombra lo hacía el mercado de cremas y complementos nutricionales que basaban sus campañas publicitarias en supuestos resultados científicos.

Además, las sirtuinas empezaron a aparecer como la clave del misterio de la restricción calórica. A lo largo de varias décadas grupos de todo el mundo han observado que tanto en invertebrados como en mamíferos una dieta sana pero muy baja en calorías prolonga la vida. Pero no se sabía por qué. La investigación en sirtuinas respondía que la restricción calórica funcionaba precisamente porque parecía activar los genes que producen las sirtuinas.

Pero empezó a haber también trabajos que negaban el vínculo entre sirtuinas y longevidad. El último, publicado recientemente en Nature, demuestra que había un error en los experimentos iniciales: los autores concluyen que, en moscas y en gusanos, las sirtuinas no tienen que ver con la longevidad. Tampoco parecen ser la ruta bioquímica por la que el método de la restricción calórica alarga la vida.

Este trabajo que se publicó en una revista de gran circulación, incluso fuera de la comunidad científica, ha abierto una brecha entre los investigadores del área. El Dr. David Gems, del University College London, comenta que los autores de los primeros trabajos que relacionan sirtuinas y longevidad «están enfadados», ¿Hay que tirar a tierra años de investigación y renunciar al sueño de vivir más? Parece que entre celebrar el milagro de la longevidad y renegar de las sirtuinas hay un término medio.

Esto de la longevidad es algo obsesivo, comenta el Dr. Manuel Serrano, del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), pues si las sirtuinas no logran prolongar la vida no sirven para nada, y no es así. Las sirtuinas no son los genes de la longevidad, pero sí son muy importantes para la salud. Se va a seguir trabajando mucho en ellas en mamíferos, sólo que sin el halo, y la mercadotecnia de la longevidad.

Hay que investigar más para entender por qué a veces es posible reproducir los resultados de los experimentos y a veces no. Ambos muestran su asombro por el tono de la polémica desatada y reconocen en ella la influencia de los intereses comerciales.

Hay otro indicio de que el entusiasmo por las noticias espectaculares podría estar afectando en este caso al avance de la ciencia.

En lo que todo el mundo coincide es en que tanto las sirtuinas como otros compuestos, pueden acabar ser muy interesantes para combatir enfermedades asociadas con el envejecimiento.


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