Un equipo a cargo del Dr. Fredrik Hjern del Instituto Karolinska, en Estocolmo, Suecia halló que las mujeres que no hacen ejercicio o que tiene sobrepeso son algo más propensas a ser hospitalizadas por un trastorno común del intestino grueso llamado enfermedad diverticular.
Así surge el estudio realizado hasta ahora sobre la relación entre el estilo de vida, el peso y esa alteración intestinal, por la que se forman pequeñas bolsas en la pared del colon.
Desde los años 70, el único factor de riesgo de la enfermedad diverticular conocido era la falta de fibra en la alimentación, pero ahora sabemos que hay más, comenta el Dr. Hjernd.
El equipo reunió datos de casi 40.000 mujeres que habían participado en una encuesta de salud. A las participantes se les midió también el índice de masa corporal (IMC), el equipo controló las hospitalizaciones por enfermedad diverticular.
Aunque más de la mitad de las mujeres mayores de 60 años tienen alguna forma de enfermedad diverticular, no todas presentan síntomas, que van desde el malestar leve a sangrado o dolor.
En el estudio, 628 mujeres fueron internadas por la enfermedad y 98 de ellas tuvieron una perforación o una masa de pus en el colon.
A diferencia de las mujeres con un IMC normal (entre 20 y 25 puntos) las mujeres con sobrepeso (IMC de 25 a 30) eran un 29 % más propensas a ser hospitalizadas. Las participantes obesas (IMC superior a 30) eran un 33 % más propensas a ser internadas.
Y hacer ejercicio menos de 30 minutos por día estuvo asociado con un mayor riesgo de hospitalización que las más activas, aun con esos factores de riesgo adicionales, la hospitalización por enfermedad diverticular sigue siendo rara. Por ejemplo, ocurre en el 2,2 % de las mujeres obesas.
Los autores estiman que cada año ingresan a los hospitales 140 por cada 100.000 mujeres por una crisis de la enfermedad. Un aumento del 30 % se traduciría en 182 por cada 100.000, según escribe el equipo en la revista especializada American Journal of Gastroenterology.
En la mayoría de los casos, la enfermedad diverticular se controla con un aumento del consumo de fibra. Cuando las crisis son muy graves, se puede optar por la cirugía para extirpar la porción intestinal dañada.
Fuente: The American Journal of Gastroenterology