Una senadora de Zimbabue propone repartir juguetes sexuales en las cárceles del país para evitar que los prisioneros «se hagan homosexuales».
Para Sithembile Mlotshwa, permitirles a los reclusos satisfacer sus apetitos sexuales debe ser una prioridad para evitar la homosexualidad, que es ilegal en el país africano. De hecho, en África son 41 los países que criminalizan por ley las relaciones entre personas del mismo sexo.
La parlamentaria de ese país comenta que la mayoria de los casos de homosexualidad surgen en las cárceles y el gobierno no da ningún paso para proponer una alternativa.
Mlotshwa afirma que para ella la homsexualidad no tiene nada de malo, no forma parte de su cultura, pero a algunas personas del país les interesa. Empezaron a vestirse influenciados por Occidente y ahora la gente está siendo influenciada y quiere probar.
Y Mlotshwa parece pensar que también se puede copiar una solución para el «problema». La idea de los juguetes sexuales es novedosa, pero el tema de los condones en las cárceles sigue siendo una lucha de las organizaciones de salud y derechos humanos.
Según la Organización Mundial de la Salud, está demostrado que el suministro de preservativos es factible en una amplia gama de centros penitenciarios. Ninguna cárcel que reparte condones ha revertido su política, y ninguno ha reportado problemas de seguridad o cualquier otra consecuencia negativa.
En particular, según la OMS, se ha visto que el acceso a los condones no produce un aumento de la actividad sexual o el consumo de drogas, y es aceptado por la mayoría de los presos y del personal penitenciario.
En otros países les ofrecen aparatos sexuales y construyen habitaciones donde la gente acude cuando surge el deseo sexual, comenta la funcionaria en una reunión sobre género y desarrollo.
Los juguetes sexuales son un tema tabú en el país africano, hay mucha información, pues la gente viaja mucho y sabe mucho.
Los presos trabajan mucho en la cárcel, en la construcción y haciendo ropa, pero una vez por mes, dice la senadora, no perdemos nada por dejarles tener sexo.
Mlotshwa, es miembro del partido de oposición Movimiento por el Cambio Democrático y comenta: «Es la vida real, y en la vida real no puedes vivir sin sexo».