Jugar con los hijos o acompañarlos en sus hobbies es más que positivo para ellos ya que los protege del surgimiento de distintos tipos de trastornos de personalidad en el futuro, concluyó una nueva investigación.
Los autores de la Universidad de Binghamton en EE UU, explicaron que el acompañamiento adulto a la hora de hacer la tarea, leer o divertirse mejora la salud psicológica en la adultez, el Dr. Mark Lenzenweger, el autor principal, comenta que su investigación resalta la importancia de acompañar de cerca a los hijos en la era de la televisión, videos y juegos virtuales. Sus conclusiones fueron publicada en la revista Development and Psychopathology.
El Dr. Lenzenweger explicó que por muchos años los investigadores se preguntaron si cuestiones relacionadas al medio ambiente en que crece un niño tienen influencia en el riesgo de desarrollar trastornos de personalidad.
En su investigación, el especialista halló que a través de un alto grado de cercanía o, dicho de otra manera, de interacciones asociadas al cuidado y las relaciones cercanas, un adulto importante para un niño como su padre o madre puede ayudarlo a progresar y tener experiencias psicológicas más profundas.
El especialista explicó que estas relaciones con sus padres hacen, a su vez, que los chicos quieran establecer contactos profundos con otras personas. Por el contrario, los jóvenes y adultos con trastornos de personalidad no tienen este deseo de conectarse con los demás. Las fuertes conexiones interpersonales y habilidades sociales que los chicos aprenden al tener contacto activo y sano con adultos promueven su desarrollo psicológico, de esta manera, un niño desarrolla su sistema de conexión al mundo de las personas. Sin este precedente, la forma en que un chico se relaciona con otros seres humanos puede verse seriamente afectada.
El Dr. Lenzenweger dijo que a pesar de los factores genéticos, el contacto cercano con los padres siempre hace la diferencia a favor de los chicos, ya que aun bajo la influencia de rasgos temperamentales como el miedo, la ira o la angustia, que sugieren un niño con dificultades o problemas para conectarse con los otros, encontramos que tener una relación estrecha con los adultos tiene un alto impacto en su desarrollo.