El análisis «Impacto de la ampliación y restricción del sueño sobre la inestabilidad emocional y la impulsividad de los niños», expone que la cantidad de tiempo dedicada por los niños a dormir está vinculada a una mejoría o deterioro de su conducta, una extensión en la duración del sueño mejora su capacidad de regular sus emociones en el día, mientras que una disminución del tiempo para dormir provoca un deterioro detectable en su comportamiento.
El estudio encabezado por la Dra. Catherine P. Bradshaw, del Centro Johns Hopkins para la Prevención de la Violencia Juvenil de Baltimore, Maryland fue publicado en la revista Pediatrics, y examina el impacto que tiene una moderada extensión o restricción del sueño del niño en su comportamiento en la escuela, en la investigación participaron 34 niños de ambos sexos, de 7 a 11 años de edad, con un desarrollo típico, sin problemas de sueño, médicos, académicos o de comportamiento.
Los menores se distribuyeron en dos grupos paralelos con el fin de determinar el impacto en su conducta en la escuela, sumando una hora en relación con la duración habitual de lunes a viernes, y de restricción eliminando esa misma hora de sueño bajo las mismas condiciones, los resultados mostraron que un modesto aumento de sueño cada noche, un promedio de 27 minutos entre los niños de 7 a 11 años, resultó en una mejoría significativa en su capacidad para regular sus emociones, incluida la limitación del comportamiento inquieto-impulsivo en la escuela.
Por el contrario, los niños que disminuyeron su sueño 54 minutos reportaban en el día somnolencia y hubo un deterioro en su comportamiento emocional, los nuevos hallazgos apoyan la importancia del sueño en los niños en edad escolar y la necesidad de mayores esfuerzos para eliminar los problemas de sueño del menor.
El sueño sano es esencial para el estado de alerta y otras funciones claves relacionadas con el éxito académico, en EUA un estimado del 64% de niños en edad escolar, de 6 a 12 años, van a la cama antes de las 9 pm, pero el 43% de los chicos de entre 10 a 11 años duermen menos de la cantidad recomendada cada noche.
La estrategia se aplica anualmente en 16 mil escuelas en todo Estados Unidos y tiene la intención de reducir los problemas de conducta de los estudiantes mediante la alteración de los comportamientos del personal y el desarrollo de sistemas y apoyos para satisfacer las necesidades conductuales de los niños.
El análisis confirmó la eficacia de la estrategia, con efectos importantes en varios niveles sobre los problemas de conducta de los niños, así como de concentración, funcionamiento socio-emocional y comportamiento prosocial.