En la práctica clínica, cuando llegan niños de baja estatura en la pubertad, no hay que excluirlos del tratamiento con la hormona del crecimiento, comenta la Dra. Annemieke J. Lem de la Fundación Cutch para la Investigación del Crecimiento en Rotterdam, Holanda.
Un 10% de los bebés pequeños para la edad gestacional tendrán una baja estatura y la hormona del crecimiento refuerza su crecimiento y mejora la estatura adulta, pero existe la idea de que los efectos del tratamiento con hormona del crecimiento durante la pubertad serían limitados.
El equipo de la Dra. Lem reunió a 121 de esos niños cuando tenían por lo menos 8 años para realizar un estudio y comparar las dosis estándares de hormona del crecimiento (1 mg/m2/día) con una dosis doble (2 mg/m2/día), según publica la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism.
Cuarenta niños, que medían menos de 1,40 m al inicio de la pubertad, también recibieron un análogo de GnRH.
En niños y niñas, la estatura adulta fue significativamente mayor en el grupo tratado con la dosis doble que con la dosis estándar y fue similar en los participantes que comenzaron el tratamiento con la hormona del crecimiento antes de la pubertad y en aquellos que lo iniciaron durante ese período, entre los 84 niños que alcanzaron la edad adulta en el estudio, la estatura promedio aumentó de -2,9 a -1,7 de desviación estándar.
El 62% de los niños alcanzaron una altura adulta por encima de -2 SDS y el 70% alcanzó una altura adulta dentro del rango de altura meta. La ganancia fue de entre -0,7 y +3,3 SDS.
Los púberes tratados con una dosis doble de la hormona del crecimiento alcanzaron niveles significativamente más altos de IGF-I que el grupo tratado con la dosis tradicional. Los participantes toleraron el tratamiento y no se registraron efectos adversos asociados con la hormona del crecimiento.
Es necesario un estudio de seguimiento hasta la edad adulta para determinar los efectos en el largo plazo del tratamiento con la hormona del crecimiento y el impacto probable de los altos niveles de IGF-I en la edad adulta. Por lo tanto, esperamos poder reunir información detallada y de largo plazo de la mayor cantidad de niños incluidos en nuestras investigaciones.
Fuente: Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism