Los hongos pueden vivir en los tejidos muertos del cabello, las uñas y las capas externas de la piel.
Las infecciones micóticas incluyen hongos de tipo moho que causan el llamado pie de atleta y otros tipos de tiña. Las infecciones micóticas de la uña se observan con más frecuencia en los adultos y generalmente están precedidas por infección micótica en los pies. Las uñas de los pies se afectan con mayor frecuencia que las uñas de las manos, aunque cuando las mujeres usan uñas postizas, los hongos en las uñas de las manos se tornan un problema frecuente, debido a la humedad que permanece entre la uña postiza y la uña propia, que favorece el crecimiento de hongos.
Las personas que frecuentan albercas públicas, gimnasios o baños y quienes tienen los pies sudorosos, mucho presentan infecciones por hongos, ya que estos crecen en áreas húmedas y cálidas.
Los hongos en las uñas se manifiestas por fragilidad, contornos irregulares, levantamiento de la uña, opacidad y engrosamiento de la uña, así como presencia de franjas amarillas o blanquecinas.
El diagnóstico se puede confirmar al raspar la uña y examinarla bajo el microscopio con el fin de identificar el tipo de hongo o realizar un cultivo.
El tratamiento consiste en la administración de medicamentos contra los hongos, llamados antimicóticos por vía oral por un período de dos a tres meses. Los medicamentos empleados son el fluconazol, la griseofulvina, la terbinafina y el itraconazol. Hay ocasiones en que se necesita extirpar la uña.
