Genios: entre los genes y el ambiente

Para ser un genio se requiere nacer con un don que debe ser cultivado y trabajado.

¿Los ganadores de los premios más prestigiosos del planeta llevan la genialidad grabada en el ADN? ¿Provienen de familias con coeficientes intelectuales privilegiados? No, responden el profesor de psiquiatría de la Universidad de Harvard Albert Rothenberg y su colega Grace Wyshak, que estudiaron el árbol genealógico de casi 500 literatos y científicos reconocidos con el Premio Nobel.

Los investigadores partieron de los postulados del británico Francis Galton, primo de Charles Darwin, que dos siglos atrás inició la discusión sobre el binomio naturaleza – cultura. Galton estudió a personalidades muy destacadas y concluyó que debían el éxito a las privilegiadas inteligencias que habían heredado: a la hora de su gestación, la suerte estaba sellada. Así lo definió en el famoso libro Hereditary Genius y desde su publicación genio y herencia quedaron unidas.

Los Dres. Rothenberg y Wyshak comenzaron a estudiar a los literatos más reconocidos (50 laureados con el premio Nobel y 135 con el Pulitzer). El análisis se extendió a sus padres para verificar si tal intelecto procedía de las presuntas genialidades de los padres.

En general se dice que el ser genio se hereda, pero los resultados contradicen la teoría de la transmisión directa de la genialidad. Apenas el 1% replicaba la profesión de alguno de sus padres; el 76% compartía con el padre del mismo sexo una actividad equivalente. Hasta aquí nada novedoso o inesperado. El punto más original del hallazgo surgió del análisis del juego de deseos insatisfechos y asignaturas pendientes de los progenitores.

Para corroborar en qué medida esta hipótesis se cumplía entre quienes destacaban en el mundo de las ciencias, el Dr. Rothenberg estudió el árbol genealógico de 435 de los 488 químicos, físicos, médicos y fisiólogos que recibieron el Nobel entre 1901 y 2003. Con la información obtenida, el investigador sostiene que la genialidad no depende de los genes sino de una constelación de factores que sí son hereditarios pero no genéticos, es decir con un sesgo psicológico.

Los factores que influyen más en la inteligencia genial son:  la orientación creativa, la motivación y la educación de los padres; también influyen los deseos incumplidos de los padres, que tratan de realizar a través de sus hijos. Con el padre del mismo sexo se produce un juego de identificación y competencia.

Los procesos afectivos y cognitivos involucrados en la creatividad son complicados y resultan de una combinación de educación, genética y factores sociales. Por lo tanto la creatividad se produce por  múltiples factores.

La genética puede dar ciertas características como el coeficiente intelectual, la capacidad para las matemáticas o la música. Pero cuando una persona nace con cierto talento, es necesario agregar otros factores como la educación sin la cual no se llega a dominar una disciplina, y factores de personalidad como la curiosidad, el interés apasionado, la capacidad de asombro y la intuición.

Contar con gran talento debe ser vivido con alegría, muchos padres ejercen un gran presión sobre sus hijos talentosos. Así, el talento puede ser una pesada carga.

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