Científicos británicos de la Universidad de Londres afirman que al inyectar genes «calmantes» en neuronas hiperactivas lograron curar por primera vez la epilepsia en ratas, los investigadores creen que la técnica puede ayudar a personas que no pueden controlar sus convulsiones con medicamento.
Los resultados del esudio fueron publicados en la ravista Science Translational Medicine.
Se calcula que 50 millones de personas sufren epilepsia en el mundo, sin embargo, los medicamentos no funcionan en cerca de 30% de estos pacientes. Las alternativas incluyen cirugía para extraer la parte del cerebro que provoca una convulsión o utilizar la estimulación eléctrica.
En el cerebro hay una red de comunicación eléctrica de neuronas individuales encargadas de disparar nuevos mensajes. Sin embargo, si un grupo de neuronas se estimula excesivamente puede provocar caos en todo el sistema, lo cual conduce a un ataque epiléptico, los investigadores desarrollaron dos formas de manipular la conducta de células individuales dentro del cerebro para evitar esas convulsiones.
Ambos utilizan virus inyectados en el cerebro para añadir pequeñísimas secciones de ADN al código genético de unos cuantos miles de neuronas, uno de los métodos incrementa los niveles naturales de inhibición neuronal para «calmarlas». Después de dos semanas el número de convulsiones se redujo drásticamente y los ratones quedaron «efectivamente curados» al mes.
Uno de los investigadores, el Dr. Robert Wyke, comenta que ésta es la primera vez que una terapia genética ha sido utilizada para detener completamente estas convulsiones, el equipo se encuentra estamos muy esperanzado, los medicamentos no han hecho nada para la epilepsia en los pasados 20 o 30 años, sólo reducir los efectos secundarios.
La otra técnica utiliza un gen de algas que puede controlarse con luz, después de recibir la terapia la función de las neuronas no cambió hasta que se les iluminó con una luz usando un láser implantado, la luz evitó que las neuronas se dispararan, lo cual previno una convulsión, los investigadores piensan que este método puede funcionar en una forma similar con un desfibrilador implantado, el cual se usa para controlar un ritmo cardíaco irregular.
Antes de que estas terapias genéticas para epilepsia puedan ser utilizadas con pacientes será necesario llevar a cabo muchas más pruebas. Si las pruebas posteriores con animales resultan exitosas es probable que los primeros pacientes involucrados en algún ensayo sean aquéllos que además de ser adecuados para el tratamiento están preparados para someterse a una cirugía cerebral.