Más que ninguna otra enfermedad, la adicción a fumar tabaco es la mayor fuente de muertes e incapacidades a nivel mundial. En México se producen 60.000 muertes al año debido al tabaquismo.
Se han identificado más de 4000 elementos químicos en las partículas del humo del tabaco. Está demostrado que, al menos 60 de ellas, como el níquel, son cancerígenas. La nicotina, el ingrediente adictivo del tabaco, estimula el sistema nervioso, lo que acelera el ritmo cardíaco y aumenta la presión arterial.
El alquitrán, generado cuando el humo del tabaco se condensa, es una mezcla de diferentes productos químicos, incluidos arsénico y cianuro. El alquitrán se asienta en los pulmones y en el sistema respiratorio, siendo gradualmente absorbido por el organismo.
El monóxido de carbono se fija a la hemoglobina de la sangre con más facilidad que el oxígeno, lo que la sangre transporte menos oxígeno por todo el cuerpo, esto aumenta el riesgo de trombosis.
La nicotina es un estimulante que funciona distribuyendo dopamina, la sustancia química cerebral que produce sensación de placer,la nicotina deprime la capacidad del cerebro para experimentar placer a largo plazo. De ahí que los fumadores necesiten mayores dosis de nicotina para experimentar los mismos niveles de satisfacción.
El tabaco es tan adictivo como la heroína o la cocaína. El poder adictivo del tabaco se refleja en que el 70% de los fumadores quiere dejar el hábito, siendo muy baja la cifra de quienes finalmente lo logran.
Diferentes enfermedades causadas por la adicción a fumar:
Cáncer: Está demostrado que el tabaco es una causa muy importante de los cánceres de pulmón, laringe, faringe, esófago, vejiga, riñón y páncreas. Ciertas investigaciones inciden en que fumar está relacionado con un mayor riesgo de leucemia y cáncer de estómago, de mama, hígado y cuello uterino.
Pulmones: La obstrucción crónica del pulmón (EPOC), producida por la bronquitis y el enfisema, produce una discapacidad respiratoria progresiva. Esta obstrucción es provocada por el estrechamiento de los conductos de aire en los pulmones y por la destrucción de los alvéolos. El inicio de esta enfermedad es gradual y genera la incapacidad respiratoria cuando ha sido destruida casi la mitad de los pulmones. Una vez que la enfermedad se ha establecido es raramente reversible.
Corazón: Al minuto de encender un cigarrillo, el corazón del fumador empieza a latir un 30% más rápido. La presión arterial también aumenta, forzando al corazón a hacer un mayor esfuerzo e incrementando el riesgo de padecer una enfermedad coronaria.
Fertilidad: La fertilidad de hombres y mujeres se ve reducida, el riesgo de impotencia masculina se ve aumentado por el consumo de tabaco.
Embarazo y parto: La probabilidad de sufrir abortos es mayor en mujeres fumadoras, también suelen tener más complicaciones durante el embarazo. Los bebés de madres fumadoras suelen pesar un promedio de 200 gramos menos al nacer que los hijos de madres no fumadoras. Esta reducción del peso al nacer se asocia a mayores riesgos de fallecimiento y enfermedad durante la lactancia y la primera infancia. Por otro lado, los niños cuyos padres son fumadores tienen el doble de probabilidad de sufrir infecciones respiratorias graves.
Dentadura: Los dientes se vuelven amarillos y, habitualmente, el fumador sufre de halitosis.
Dedos y uñas: pueden sufrir cambios de color.
Piel: El cutis de las mujeres fumadoras se torna seco y se forman arrugas prematuras.
Tan pronto como deje de fumar, su cuerpo emprende la tarea de reparación del daño que el consumo de tabaco le ha provocado. De este modo, comienzan una serie de cambios en beneficio de su salud.
La American Cancer Society detalla dichos cambios:
A las ocho horas los niveles de oxígeno en la sangre vuelven a su estado normal, y los de nicotina y monóxido de carbono se reducen a la mitad.
A las 24 horas, el monóxido de carbono abandona el cuerpo y los pulmones empiezan a expulsar las mucosidades.
A las 48 horas, la nicotina ha desaparecido. El gusto y el olfato mejoran notablemente.
A las 72 horas, respirar se hace mucho más sencillo. Los bronquios se relajan y se incrementan los niveles de energía.
De 2 a 12 semanas, la circulación sanguínea mejora.
De 3 a 9 meses, la tos, las sibilancias y los problemas de respiración mejoran, ya que la función pulmonar se incrementa en más del 10%.
En 12 meses, el riesgo de paro cardíaco se reduce a la mitad con respecto al riesgo del fumador.
10 años, el riesgo de cáncer de pulmón también se ve disminuido a la mitad, comparado con el mismo riesgo que sufre un fumador.
En 15 años, el riesgo de paro cardíaco se reduce al que tiene una persona que jamás haya fumado.