Este domingo 22 de Abril del 2011 durante un partido de la MSL realizado en Denver, Colorado, un jugador del equipo de Seattle sufrió una escalofriante fractura de tibia y peroné.
La fractura de tibia y peroné es una de las lesiones más temidas por los futbolistas y los aficionados al deporte, sobre todo, por la espectacularidad y el tiempo de recuperación tan amplio que sufre el jugador. Estas lesiones tan traumáticas están causadas principalmente por entradas muy duras en los partidos de fútbol o por golpes fortuitos de gran impacto, como sucede en deportes como el esquí o en los accidentes de circulación .
La tibia (hueso de la espinilla) es el hueso más largo y medial de los huesos de la pierna. En su extremo proximal los cóndilos medial y lateral se articulan con el extremo distal del fémur para formar la articulación de la rodilla. El peroné discurre al lado y de forma paralela a la tibia y es delgado y con forma de vara. Ambos huesos se encuentran a la altura del tobillo. Aunque cada uno de ellos se puede fracturar por separado, normalmente se producen fracturas conjuntas. Debido a la fina cobertura de piel y de otro tejido sobre la tibia, estas fracturas son a menudo fracturas abiertas, lo que significa que los trozos de hueso roto desgarran la piel. Entre las causas que pueden originar esta lesión se encuentran:
• Una fuerza directa o impacto en los huesos a lo largo de los mismos o en sus extremos.
• Fuerzas rotacionales o indirectas en los huesos, por ejemplo, a causa de un choque fuerte.
• Por torsión, especialmente cuando el hueso soporta carga o cuando el pie está fijo.
TRATAMIENTO
Inmediatamente después de producirse el choque, se deben seguir las siguientes indicaciones:
• Inmovilizar la pierna inmediatamente. Para concretar el diagnóstico, la radiografía es esencial.
• Controlar cualquier hemorragia que pueda presentarse en una fractura abierta.
• Buscar atención médica.
• La consolidación de los fragmentos es tanto más rápida cuanto más sólida sea la coaptación de los mismos.
• Ser conscientes de que el tiempo es el que cura las fracturas.
Una vez curada la fractura, es necesario reconstruir la fuerza y la flexibilidad de los músculos de la pierna. Para lograrlo, lo mejor es la realización de ejercicios de amplitud de movimiento y estiramiento, siempre dependiendo de la localización de la fractura y del período de inmovilización requerido. Cuando la fractura haya curado, debe efectuarse una vuelta gradual a la actividad para prevenir la repetición de la lesión.