Los altos niveles en sangre de un químico usado en coberturas no adherentes fueron asociados con un alto riesgo de artritis en un amplio estudio sobre adultos expuestos a agua potable contaminada.
Los investigadores hallaron que las personas con los mayores niveles de perfluorooctano (PFOA), un componente del teflón, en su sangre eran hasta un 40 % más propensas a desarrollar artritis que aquellas con niveles menores, más típicos de la población general en Estados Unidos.
La Dra. Kim Innes, de la West Virginia University, y sus colegas estudiaron datos de casi 50.000 adultos que vivían en áreas de Ohio y Virginia Occidental donde una planta química había contaminado los suministros de agua con PFOA y sulfonato de perfluorooctano (PFOS).
Ambos químicos son muy usados en materiales no adherentes y resistentes a las manchas.
También son persistentes contaminantes orgánicos debido a que permanecen en el medio ambiente y en el cuerpo humano por años y se demostró que afectan a los sistemas inmunes de las personas y los animales en su metabolismo.
Una planta de DuPont en Washington, Virginia Occidental, emitió PFOA, PFOS y otros químicos hacia el aire, contaminando el agua potable. En total, casi el 8 % de las personas tenían artritis. Quienes presentaban niveles de PFOA en sangre, eran un 2O % más propensas a sufrir artritis, de acuerdo a un reporte publicado en American Journal of Epidemiology.
La conexión entre el PFOA y la artritis fue mayor en las personas más jóvenes y no obesas. Dado que la edad y la obesidad son dos factores de riesgo conocidos de la osteoartritis, ese resultado fortalece la aparente relación.
La Dra. Innes y su equipo también destacaron que la incidencia del 8 % de la artritis reportada por los participantes del estudio es en realidad más baja que el promedio nacional para los adultos, una diferencia que atribuyen a una deficiente información por parte de los pacientes.
Dado que varios miles de personas en Ohio y Virginia Occidental fueron expuestos a los químicos en el agua potable, es importante seguir controlando la salud de la población afectada.
Fuente: American Journal of Epidemiology