El embarazo en la adolescencia representa un riesgo a la salud de la madre y el recién nacido porque el cuerpo de las adolescentes no está preparado ni biológica ni emocionalmente para ello.
La gestación antes de los 19 años aumenta cinco veces el riesgo de muerte materna y de que las alteraciones como la presión arterial alta y diabetes permanezcan aún después del parto, comenta el director general del Instituto Nacional de Perinatología, el Dr. Javier Mancilla Ramírez.
El especialista advierte que la madre puede presentar diabetes gestacional y preeclampsia, mientras que el bebé puede nacer de forma prematura y con alguna malformación congénita.
Entrevistado en el marco de la clausura del Tercer Congreso Nacional de Medicina Perinatal y la 29 Reunión Anual “Embarazos en adolescentes, vidas en riesgo”, el Dr. Mancilla Ramírez precisó que la edad más adecuada para embarazarse es de los 25 a los 35 años.
En esta etapa en la que además de adquirir madurez física, la madre cuenta con estabilidad emocional para asumir la responsabilidad de la crianza y educación de un hijo, es importante que la mujer tenga más de 12 años de educación formal que le permita tener una capacidad cultural y social para educar un hijo.
En el aspecto emocional es mejor que el embarazo se presente después de los 20 años, edad en la que la mujer alcanza la maduración física y mental para enfrentar el reto de educar a un hijo.
Menos de la tercera parte de las mujeres que inician su vida sexual usa algún método anticonceptivo en su primera relación de pareja.
El Dr. Mancilla Ramírez subrayó que el compromiso con los jóvenes es brindar una educación sexual desde la infancia para que durante la adolescencia cuenten con información útil y adecuada que les permita evitar enfermedades de trasmisión sexual y embarazos no deseados.
Es muy importante que en los hogares se pierda el miedo de hablar de reproducción humana, no sólo en términos biológicos, sino emocionales, de esa manera se incrementa la comunicación y permite darles oportunidades de un desarrollo más saludable y que no estén expuestos no sólo al embarazo sino a adquirir infecciones de trasmisión sexual.