Los resultados de la encuesta nacional Stress in America 2010 acaba de dar a conocer a la Asociación Americana de Psicología (American Psychological Association), las señales de alarma con respecto al impacto a largo plazo que el estrés crónico puede ejercer en nuestra salud física y emocional, así como en la salud de nuestras familias.
La encuesta, que realizó la firma Harris Interactive revela que los estadounidenses están atrapados en un círculo vicioso dentro del cual controlan el estrés mediante formas perjudiciales para la salud.
También consideran la falta de voluntad y de tiempo como obstáculos que les impiden hacer cambios de estilo de vida o de comportamiento. Esto fue evidente particularmente en las personas que describen su estado de salud como poco adecuado o deficiente. Además, se detectó una tendencia en las familias, pues los padres subestiman cuánto estrés sienten sus hijos y el impacto que ejercen en éstos sus propios niveles de estrés. Al mismo tiempo, la encuesta revela que niños hasta de 8 años reportan consecuencias físicas y emocionales frecuentemente asociadas con el estrés.
Las familias se encuentran en un momento decisivo para manejar el estrés efectivamente, y sus efectos contraproducentes en la salud. El 32% de la población estadounidense afirma que afronta estrés a niveles superiores a lo definido como saludable, lo cual les hace correr el riesgo de padecer trastornos crónicos como enfermedades cardiacas, diabetes, enfermedades gastrointestinales y depresión. El estrés está afectando la salud física y emocional, y contribuye a algunas de las principales causas de muerte en este país. La población también afirma que confronta dificultades en implementar los cambios necesarios para disminuir su estrés y mejorar su salud, lo peor de todo es que el sistema de salud no está afrontando adecuadamente este problema, ni proporcionando tratamientos de salud conductual que pueden ayudar a hacer estos cambios. Es necesario que todos, incluyendo la comunidad médica, tomen el estrés muy en serio, porque podría fácilmente convertirse en una próxima crisis de salud pública.
Los resultados de la encuesta muestran que tanto los niños como los adultos obesos o pasados de peso, son más propensos a reportar estrés.
Los padres que participaron en la encuesta reportan que sus niveles de estrés son extremos (a un nivel 8 en una escala de 10 puntos).
Incluso cuando los niños saben que sus padres están estresados y admiten que esto los afecta directamente, los padres están subestimando enormemente el impacto que ejerce su estrés en sus hijos, afirma la Dra. Katherine C. Nordal, directora ejecutiva de la Asociación Americana de Psicología. Es vital que los padres hablen con sus hijos para enseñarlos a identificar los factores que causan estrés, y a controlar el estrés de formas saludables mientras ya que sus patrones de comportamiento están en fase de desarrollo. Si los niños no aprenden esas lecciones desde temprano, a la larga esto podría ejercer un impacto significativo en su salud física y su bienestar emocional, cuando sean adultos.