La sexualidad es el resultado de la interrelación de factores orgánicos, circunstancias ambientales y fenómenos sociales. El estrés provoca un incremento de la tensión y preocupación, que derivan en un aumento de la secreción de adrenalina en el organismo. La adrenalina actúa como un potente vaso constrictor, que reduce la capacidad circulatoria y puede provocar un problema de disfunción eréctil.
El estrés y la ansiedad nos afectan a todos de vez en cuando. La tensión, en pequeñas cantidades, puede ser positiva en ocasiones, ayudando a motivar al individuo en el incremento de su actividad. Pero mantener un estado de estrés constante es perjudicial para el organismo y puede desembocar en problemas de erección. Los hombres que tienen actividades de mucha responsabilidad y tendencia a sufrir ansiedad y estrés constante, tienen más riesgo de padecer disfunción eréctil. Además, suelen ser profesionistas que llevan una vida sedentaria y hacen poco ejercicio físico, suelen tener malos hábitos alimenticios y además muchos de ellos son fumadores y por lo tanto adictos a la nicotina.
Una vida sexual sana y plena conlleva muchos beneficios para el organismo, ya que mantener relaciones sexuales acelera el ritmo cardiaco de una forma sana y mejora el estado general de las arterias. Además, es importante destacar que la liberación de la enzima superóxido-dismutasa que se produce al mantener relaciones sexuales ayuda a eliminar las enzimas tóxicas que produce nuestro organismo con el estrés, de manera que ayuda a las personas a reducir sus niveles de ansiedad, y previene el envejecimiento prematuro de nuestro organismo.
El estrés puede deberse a varios factores desde problemas económicos, presión en el trabajo o problemas en las relaciones interpersonales. Además, tener problemas de disfunción eréctil suele incrementar los niveles de estrés en muchos hombres. No conseguir una erección satisfactoria provoca ansiedad y hace que el problema se agrave.
Los principales síntomas que se presentan en caso de estrés y ansiedad son problemas de sueño, tensión muscular, ritmo cardíaco irregular, fatiga, mareos y respiración rápida o superficial. Ante estos síntomas, entre otros, los hombres suelen rechazar el acto sexual sin tener en cuenta que mantener relaciones sexuales relaja y ayuda a conciliar el sueño.
Mantener relaciones sexuales frecuentemente supone un buen ejercicio para conservar en buen estado la circulación de la sangre y la elasticidad de las arterias de los cuerpos cavernosos, lo que facilita un correcto funcionamiento del sistema cardiovascular y disminuye la probabilidad de desarrollar un problema de disfunción eréctil.
A menudo, las disfunciones sexuales son el primer aviso de que algo anda mal en nuestro cuerpo: detrás del 70% de los problemas de erección hay un problema vascular. Por eso se debe acudir al médico en seguida, y en ningún caso adquirir o consumir medicamentos sin prescripción médica.