El castigo se relaciona con más agresión en los niños, muestran dos décadas de investigación, expertos canadienses encabezados por la psicóloga Joan Durrant y en desarrollo infantil añaden más combustible al controversial tema de los niños y las nalgadas, al publicar un nuevo análisis que advierte que el castigo físico plantea riesgos graves para el desarrollo a largo plazo de un niño.
En el artículo, que aparece en la revista de la Asociación Canadiense de Medicina , los autores analizaron dos décadas de investigación y concluyeron que prácticamente sin excepción, estos estudios hallaron que el castigo físico se asocia con mayores niveles de agresión contra los padres, los hermanos, los pares y los cónyuges.
Aunque estudios han mostrado que las nalgadas han declinado desde los 70, muchos padres todavía consideran que se trata de una forma aceptable de castigo. Un estudio de 2010 de la Universidad de Carolina del Norte en EUA, reveló que casi el 80% de los niños de preescolar reciben nalgadas.
Se busca que los profesionales médicos apliquen los hallazgos de la investigación sobre el castigo físico al orientar a los padres, asegura Joan Durrant.
Además de la evidencia sustancial de que los niños que reciben nalgadas son más agresivos, el castigo físico se relaciona con varios problemas de salud mental, como ansiedad, depresión y abuso de las drogas y el alcohol.
Estudios con neuroimágenes han mostrado que el castigo corporal puede alterar partes del cerebro que se relacionan con el rendimiento en pruebas de coeficiente intelectual y aumentar la vulnerabilidad a la dependencia de las drogas o el alcohol.
Con frecuencia, los padres se sienten impotentes en ciertas situaciones, y quieren que sus hijos capten el mensaje de que lo que hicieron estuvo mal, explicarles que hay muchas cosas eficaces que pueden hacer, como castigar al niño enviándolo a su habitación.