Cuidado con los dulces y los excesos en Halloween

Halloween es una fiesta muy esperada por los niños, pero el consumo excesivo de golosinas los expone a trastornos digestivos.

En Halloween los niños se divierten al disfrazarse y pedir golosinas a sus familiares y vecinos. Sin embargo, el anhelo de dulces puede hacerles olvidar que su consumo excesivo es dañino y puede provocar casos de indigestión en muchos de ellos.

La gran carga de azúcar, colorantes y saborizantes, ingredientes que abundan en las golosinas, pueden irritar el estómago y producir dolor abdominal, vómito y diarrea, dependiendo de la sensibilidad del niño.

Una dieta con abundantes caramelos puede modificar la placa bacteriana del estómago, la flora intestinal a nivel del colon y volver a los más pequeños del hogar propensos a alergias o inducirles gastritis.

Para evitar estas complicaciones, se debe reaccionar adecuadamente ante los primeros síntomas de un malestar estomacal, luego de haber ingerido una gran cantidad de golosinas. Lo primero que se recomienda es abandonar su consumo de inmediato y cambiar la dieta por una mucho más ligera y blanda, evitando cítricos, frituras, condimentos y colorantes.

La indigestión puede causar una gran disminución en el apetito. Por eso la implementación de la dieta debe ser moderada, sin forzar su consumo pero siempre procurando que el menor de edad se mantenga bien alimentado.

Las sustancias que componen las golosinas más dulces producen irritación en la mucosa gástrica, dolor e inflamación que derivan en vómitos. Si estos se llegan a presentar, la prioridad debe ser que el niño recupere los líquidos que pueda perder a través de la ingesta de sales de rehidratación.

Una indigestión por golosinas también puede generar diarrea, otra vía de deshidratación que puede tener un impacto negativo. El objetivo debe ser evitar que la enfermedad degenere hasta este punto con un adecuado control y un monitoreo constante de los síntomas presentes en los hijos.

Se recomienda evitar el consumo de golosinas y grageas que tengan colores intensos, pues podrían haber sido preparadas con colorantes o sustancias tóxicas no aptas para el consumo humano.

A fin de reconocer si un producto está en óptimo estado, en el rotulado de la golosina debe verse el registro sanitario, el nombre del fabricante, la fecha de caducidad, los ingredientes y los aditivos.

El principal atractivo de las golosinas empaquetadas es su alto nivel de dulzura, el cual no puede ser igualado por la fruta, considerada también como el dulce natural. La fructosa no puede imitar el sabor de un dulce comercial y tiende a ser rechazada en preferencia de los caramelos con altos niveles de colorantes y saborizantes artificiales. Si el niño está acostumbrado a comer muchos dulces, los padres deben aprender a negociar con ellos para poder implementar, poco a poco, postres caseros y frutas agradables con ingredientes más naturales y saludables. Solo así se podrá controlar mejor la calidad del azúcar que comen sus hijos y, de ese modo, balancear su alimentación.

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