El estudiante del Instituto Tecnológico de Massachusetts Dhairya Dand, quien se desempeña como asistente de investigación en el grupo de Información de Ecología en el Laboratorio de medios, presento su nuevo proyecto, que consiste en un circuito de cubos de hielo con luz para prevenir el consumo excesivo de alcohol. Cada cubo tiene un diodo emisor de luz (o LED, por sus siglas en inglés), un acelerómetro, un receptor de infrarrojo y una batería.
Estos dispositivos electrónicos van dentro de una gelatina comestible que se puede enfriar, es a prueba de agua y mantiene el circuito protegido sin afectar el sabor de la bebida.
El acelerómetro calcula el número de sorbos que la persona toma y coteja la información con un cronómetro, con eso estima el nivel de intoxicación del bebedor es decir, la cantidad de alcohol que ha ingerido, y hace que cambie el color de los LEDs.
Con un cubo de cada color dentro de un vaso, la luz cambia de verde a amarillo y de amarillo a rojo dependiendo de la cantidad de sorbos que se consuman.
Si una persona sigue bebiendo al mismo ritmo después de que la luz roja se prenda, se manda un mensaje de texto a una persona registrada que tratará de persuadir al bebedor para que se detenga.
Los cubos le hablan al teléfono móvil para que se haga la llamada. Se comunican a través del infrarrojo con un receptor removible que va en el conector TRS del teléfono, comenta Dand.
El invento suena como una gran idea para quienes se les dificulta decidir cuándo suspender el trago, sin embargo el blog de tecnología de Discovery, dice que al ser el peso el factor más importante en la intoxicación y la tolerancia al alcohol, los cubos son más una considerada y novedosa alerta, pero no una solución exhaustiva, y otros comentaristas le criticaron que no es lo mismo beber tres sorbos de whisky que tres de vino.
El invento no está terminado. Está en proceso y Dand, su creador comenta, que sus invenciones están abiertas para los hackers, para que las desarrollen y jueguen con ellas. y cita la siguiente frase: «Las verdaderas innovaciones son como ideas con alas: una vez que nacen en la cabeza, nada, ni siquiera el inventor, las puede detener».