Es muy común y difícil de evitar enojarse cuando uno enfrenta una situación que resulta contraria a lo que uno espera, sin embargo, el no controlar el enojo y dejarlo escalar a un ataque de ira es altamente nocivo para la salud.
Tener un ataques de ira puede tener consecuencias tan graves como un infarto o un accidente vascular cerebral, de acuerdo con un nuevo estudio publicado en la Revista Europea del Corazón.
Estas consecuencias suelen presentarse en las dos horas siguientes al ataque de ira. El estudio revela que después de un ataque de ira, un persona sana persona tiene 4.7 por ciento mas más posibilidades de sufrir un infarto agudo del miocardio y 3.6 por ciento mayor riesgo de sufrir un accidente vascular cerebral. Además se incrementa el riesgo de desarrollar arritmias, es decir latidos desordenados del corazón.
Mientras más ataques de ira sufra una persona, mayor es su riesgo de desarrollar estos problemas, pero la mayor preocupación surge entre las personas que tienen el antecedente de haber sufrido trastornos cardiovasculares o padecen diabetes.
De acuerdo con los investigadores, de 10 mil personas, sin antecedentes de trastornos cardiovasculares y sin riesgo cardiovascular, que tienen un ataque de ira al mes, se registra un caso de infarto más que en la media y el incremento puede llegar a ser de hasta cuatro casos por cada 10 mil personas con riesgo cardiovascular. Las personas con alto riesgo cardiovascular son aquellas que fuman, tienen niveles altos de colesterol, diabetes o cuentan con el antecedente de trastornos cardiovasculares.
El riesgo aumenta conforme se suman los ataques de ira: el estudio revela que entre las personas que tienen cinco ataques de ira mensuales, el aumento sería de 158 infartos cardiacos entre 10 mil personas sin riesgo cardiovascular y 657 entre las que si tienen riesgo cardiovascualar.
La investigación estudió más de 5 mil casos de infartos cardiacos y alrededor de 800 casos de accidente vascular cerebral.
Cuando una persona se enoja, se secretan sustancias en el organismo que ocasionan un incremento de la tensión arterial y la frecuencia cardiaca y otras que provocan que bajen las defensas y suban los niveles de azúcar en sangre. Este conjunto de manifestaciones podrían contribuir al desarrollo de los problemas cardiovasculares a los que predisponen los ataques de ira.
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