La etapa de los sueños al dormir, por su composición neuroquímica única, nos proporciona una especie de terapia nocturna que mitiga el efecto nocivo de las impresiones producidas por las experiencias desagradables del día anterior.
Ésta es la conclusión a la que ha llegado el equipo de Matthew Walker, Els van der Helm, Justin Yao, Shubir Dutt, Vikram Rao y Jared Saletin de la Universidad de California en Berkeley, USA.
Los resultados de la investigación, ofrece algunos de los primeros datos pormenorizados sobre la función emocional de la fase del proceso de dormir conocida como sueño de movimientos oculares rápidos (sueño REM, por sus siglas en inglés), que normalmente representa un 20 % de las horas que una persona sana pasa durmiendo.
Durante el sueño REM, los recuerdos son reactivados, puestos en perspectiva y conectados e integrados, pero en un estado cerebral en el que una parte importante de la química cerebral asociada al estrés es suprimida.
En el estudio participaron 35 adultos jóvenes sanos, se les dividió en dos grupos, y todos observaron 150 imágenes impactantes, en dos ocasiones, separadas por un intervalo de 12 horas, mientras se les medía su actividad cerebral con un escáner de resonancia magnética.
La mitad de los participantes observó las imágenes por la mañana y nuevamente por la noche. Los integrantes de este primer grupo permanecieron despiertos durante el intervalo entre ambos pases de imágenes. La otra mitad observó las imágenes al anochecer y nuevamente a la mañana siguiente, después de dormir toda la noche.
Quienes durmieron entre la primera y la segunda sesión de observación de imágenes dijeron experimentar reacciones emocionales significativamente menores ante las imágenes, los escaneos mediante resonancia magnética mostraron una reducción considerable en el grado de reacción de la amígdala, una parte del cerebro que procesa las emociones, lo que permitió a la corteza prefrontal (menos emocional y más racional) asumir un mayor control de las reacciones emocionales de los participantes, limitándolas en gran medida.
Además, los investigadores comprobaron en los participantes del segundo grupo, mientras dormían, que durante el sueño REM disminuían ciertos patrones de actividad eléctrica, indicando esto que los niveles menores de sustancias neuroquímicas del estrés en el cerebro atenuaban las reacciones emocionales a las experiencias del día anterior.
Durante el sueño REM, hay una marcada disminución en los niveles de norepinefrina, un compuesto químico cerebral asociado al estrés, al reprocesar experiencias emocionales previas en este ambiente neuroquímicamente seguro por el bajo nivel de norepinefrina, cuando despertamos al día siguiente, ha sido atenuada la intensidad emocional de esas experiencias. Nos afectan menos y podemos afrontarlas mejor.