Cirrosis hepática

El consumo de alcohol figura en México entre las principales causas de cirrosis hepática.

La Cirrosis es la cicatrización y el funcionamiento deficiente del hígado: la fase final de la enfermedad hepática crónica.

La cirrosis es el resultado final del daño crónico al hígado causado por hepatopatías crónicas:

Infección por hepatitis  B o C (infección prolongada)
Alcoholismo prolongado

Otras causas de cirrosis pueden ser:

Inflamación autoinmune del hígado
Trastornos en el sistema de drenaje del hígado (el sistema biliar), como cirrosis biliar primaria y colangitis esclerosante primaria
Medicamentos de uso continuo
Trastornos metabólicos de hierro y cobre (hemocromatosis y enfermedad de Wilson)
Esteatosis hepática no alcohólica y esteatohepatitis no alcohólica

Los síntomas pueden desarrollarse gradualmente y también es posible que no se presenten, pueden abarcar:

Dolor o indigestión abdominal
Confusión o problemas para pensar
Impotencia, pérdida del interés sexual y desarrollo de mamas en el hombre (ginecomastia)
Náuseas y vómitos
Hemorragia nasal o encías sangrantes
Heces de color pálido o color arcilla
Vasos sanguíneos pequeños, rojos y en forma de araña bajo la piel
Hinchazón o acumulación de líquido en las piernas (edema) y en el abdomen (ascitis)
Vómito con sangre o sangre en las heces
Debilidad
Pérdida de peso
Coloración amarillenta en la piel, las membranas mucosas o los ojos (ictericia)
La cirrosis se detecta medicante las siguientes pruebas y exámenes

Hepatomegalia y esplenomegalia
Tejido mamario excesivo
Abdomen expandido (distendido) como resultado de la presencia de demasiado líquido
Palmas enrojecidas
Vasos sanguíneos rojos en la piel en forma de araña
Dedos pequeños o contraídos
Testículos pequeños
Venas de la pared abdominal dilatadas (ensanchadas)
Ojos o piel amarilla (ictericia)
Entre los exámenes que revelan problemas hepáticos se encuentran:

Anemia (detectada en un conteo sanguíneo completo)
Problemas de coagulación
Problemas de la función hepática (detectados en pruebas de la función hepática)
Albúmina sérica baja
Los siguientes exámenes evaluan el funcionamiento del hígado:

Tomografía computarizada del abdomen
Resonancia magnética del abdomen
Endoscopia para buscar venas dilatadas (várices) en el esófago o el estómago
Ecografía del abdomen
Una biopsia del hígado confirma la presencia de cirrosis.

A algunos pacientes se les harán exámenes en busca de cáncer del hígado cada 6 meses. El médico utilizará un examen de sangre para verificar los niveles de alfa-fetoproteína y realizará un examen imagenológico (ecografía, resonancia magnética o tomografía).

Todos los pacientes con cirrosis se pueden beneficiar de ciertos cambios en el estilo de vida, incluyendo:

Suspender el consumo de alcohol.
Limitar la sal en la dieta.
Consumir una alimentación nutritiva.
Vacunarse contra la influenza, la hepatitis A y B, y la neumonía por neumococo

Las complicaciones de la cirrosis pueden ser:

Várices sangrantes

Exceso de líquido abdominal (ascitis)

Problemas de la coagulación

Confusión o encefalopatía

Infecciones

Cuando la cirrosis progresa a enfermedad hepática terminal, los pacientes pueden ser candidatos para un trasplante de hígado.

La cirrosis es causada por una cicatrización irreversible del hígado, una vez que la cirrosis se presenta, no es posible curar el hígado o devolverle su funcionamiento normal, es una afección seria que puede llevar a muchas complicaciones. Los pacientes con cirrosis grave suelen requerir de trasplante de hígado.

 

 

 

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