La encefalopatía hepática, es un deterioro de la función cerebral que ocurre cuando el hígado ya no es capaz de eliminar las sustancias tóxicas de la sangre.
Incluyen patologías que reducen la función hepática (como la cirrosis avanzada o la hepatitis) y afecciones en las que la circulación sanguínea no entra al hígado.
Una de las funciones del hígado son transformar sustancias tóxicas que son producidas por el cuerpo o ingeridas, como los medicamentos y volverlas inofensivas. Sin embargo, cuando el hígado sufre daño, estos elementos tóxicos se acumulan en el torrente sanguíneo.
Con frecuencia, la afección se observa en personas con enfermedad hepática crónica.
Las encefalopatía hepática se puede presentar por: Deshidratación, consumo excesivo de proteínas, anomalías electrolíticas (especialmente por reducción de potasio) a raíz del vómito o de tratamientos como paracentesis o por diuréticos, por sangrado de los intestinos, estómago o esófago, por problemas renales, o por uso de medicamentos que inhiben el sistema nervioso central (como los barbitúricos o los tranquilizantes benzodiacepínicos)
La encefalopatía hepática puede ocurrir como un trastorno agudo y potencialmente reversible o presentarse como un trastorno crónico y progresivo asociado con enfermedad hepática crónica.
Los síntomas pueden empezar poco a poco y empeorar de manera gradual, o presentarse de forma repentina y ser graves desde el inicio.
Los síntomas iniciales más comunes son: Aliento con olor rancio o dulce, cambio en los patrones de sueño, cambios en el pensamiento, confusión leve, olvido, confusión mental, cambios de personalidad o estado anímico, mala concentración, deficiente capacidad de discernimiento, empeoramiento de la escritura manual o pérdida de otros movimientos de la mano.
Los pacientes con encefalopatía hepática pueden estar inconscientes, no reaccionar y posiblemente entrar en un coma. La encefalopatía hepática es una urgencia médica y se requiere hospitalización.
El soporte vital es necesario para ayudar con la respiración o la circulación sanguínea, particularmente si la persona está en coma. El cerebro se puede inflamar, lo cual es potencialmente mortal.
En lo posible, se deben evitar los sedantes, los tranquilizantes o cualquier otro tipo de medicamentos que sean metabolizados por el hígado, al igual que los medicamentos que contengan amonio (como ciertos antiácidos)..
Muchos trastornos hepáticos se pueden prevenir evitando el consumo excesivo de alcohol y el uso de drogas intravenosas.