Las personas que optan por una dieta rica en frutas y verduras para reducir el colesterol pueden incorporar carne magra con los mismos resultados, según sugiere un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition.
El seguimiento incluyó a 36 personas con colesterol alto, a las que se les indicó realizar cuatro dietas distintas durante cinco semanas cada una.
El equipo de la Dra. Penny Kris-Etherton, profesora del Departamento de Ciencias de la Nutrición de la Pennsylvania State University, controló a los participantes.
De los cuatro patrones alimentarios utilizados, la dieta estadounidense saludable fue la que más aceites, grasas saturadas y granos refinados aportó, comparada con la dieta DASH, que es rica en frutas y verduras, y las otras dos dietas, que incluyeron cortes magros de carne vacuna. Todas las dietas aportaron la misma cantidad de calorías.
De lunes a viernes, los participantes ingerían una comida del día en el Centro de Investigación de la Dieta Metabólica de la universidad. El resto de las comidas también se preparaban en el centro y se las enviaban a los participantes.
Al inicio del estudio, el colesterol LDL o «malo» promedio del grupo era de 139 mg/dL y el valor promedio del colesterol total era de 211 mg/dL. Ambos valores están en el límite del rango considerado alto, según las normas de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos.
El colesterol HDL o bueno, promedio del grupo era de 52 mg/dL, lo que está dentro del rango recomendado.
A diferencia de la dieta estadounidense saludable, que aumentó levemente el colesterol, la dieta DASH y las dietas con carne magra disminuyeron los valores del colesterol LDL y total, respectivamente, a 129 y 200 mg/dL.
Las dietas con carne magra tenían menos contenido de grasa saturada que la dieta estadounidense, que incluye más cantidad de queso y manteca enteros.
La población debe comprenderlo y no enloquecer con el consumo de carne. Debemos asegurarnos que las porciones sean magras y pequeñas, dentro de una dieta saludable para el corazón.
Fuente: American Journal of Clinical Nutrition