El Cáncer de piel

El cáncer de piel es una enfermedad producida por el desarrollo de células cancerosas en cualquiera de las capas de la piel.

El cáncer de piel, es un crecimiento anormal de células cutáneas que se puede diseminar desde su ubicación inicial a otros tejidos u órganos si no es manejado adecuadamente.

Hay diferentes tipos de cáncer de piel: el carcinoma de células basales es el más común y el melanoma es menos común, pero más peligroso.
La capa exterior de la piel, la epidermis, está compuesta por diferentes tipos de células y los cánceres de la piel se clasifican por el tipo de células epidérmicas que están involucradas:

Carcinoma de células basales: se desarrolla a partir del crecimiento anormal de las células en la capa inferior de la epidermis y es el tipo más común de cáncer de piel.
Carcinoma escamocelular: involucra cambios en las células escamosas que se encuentran en la capa media de la epidermis.
Melanoma: se presenta en los melanocitos (células que producen pigmento) y es menos común que los dos anteriores, pero más peligroso. De hecho, es la causa más importante de muerte por enfermedades de la piel.
Los cánceres de la piel algunas veces se clasifican ya sea como melanoma o no melanoma. El carcinoma de células basales y el carcinoma escamocelular son los cánceres de piel no melanoma más comunes. Otros cánceres de piel no melanomas son: el sarcoma de Kaposi, el carcinoma de las células de Merkel y el linfoma cutáneo.

En cuanto a los factores de riesgo, se encuentran:
Color de piel: los cánceres de piel son más comunes en personas de piel, ojos y cabello claros.
Genética: el hecho de tener antecedentes familiares de melanoma incrementa el riesgo de desarrollo de cáncer de piel.
Edad: los cánceres de piel no melanomas son más comunes después de los 40 años de edad.
Exposición al sol y quemaduras solares: la mayoría de los cánceres de la piel se presentan en áreas regularmente expuestas a la luz solar o a otro tipo de radiación ultravioleta y se considera la causa principal de todos los cánceres de piel.
Los cánceres de piel se pueden desarrollar en cualquier persona y no sólo en las que tienen los factores de riesgos mencionados. Las personas jóvenes y sanas, incluso aquellas de ojos, cabellos y piel oscura, pueden desarrollar este tipo de cáncer.

Los cánceres de la piel pueden tener muchas apariencias diferentes: pueden ser pequeños, brillantes o cerosos; escamosos o ásperos; firmes y rojos; en costra o sangrantes; o tener otras características. Por lo tanto, el médico debe observar cualquier aspecto sospechoso. Para mayor información, se recomienda consultar los artículos individuales acerca de los tipos de cáncer de piel específicos.

Estas son algunas de las características para buscar:
Asimetría: la mitad del área de la piel anormal es distinta de la otra mitad.
Bordes: irregulares.
Color: cambio de un área a otra con sombras de color canela, café o negra (algunas veces blanca, roja o azul).
Diámetro: por lo general (pero no siempre) es mayor de 6mm (similar al diámetro del borrador de un lápiz).
Se recomienda utilizar un espejo o hacer que alguien ayude a mirar la espalda, los hombros y otras áreas difíciles de observar.

No se conoce con exactitud la causa que provoca el desarrollo de un cáncer de piel, sin embargo, existen diversos factores de riesgo que pueden propiciarlo como:

Factores ambientales
La exposición excesiva al sol influye en la producción de estos cánceres. Se suelen producir en la piel expuesta, frecuentemente en cabeza y cuello.

Aunque la luz solar ayuda a sintetizar las vitaminas A y D, la exposición excesiva, produzca o no quemaduras, aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel, incluyendo el melanoma maligno.

No sólo influye la exposición prolongada sino que una exposición intensa al sol, puntual, durante unas vacaciones por ejemplo, constituye un factor de riesgo de melanoma.

Los melanomas difieren de los tumores malignos de la piel de tipo no melanoma con respecto al sexo, edad y localización corporal. La mayor parte de los melanomas malignos cutáneos no ocurren en zonas que reciben la mayor dosis ultravioleta acumulada.

Aunque no se conoce exactamente cuál es el esquema más peligroso de exposición al sol, algunos estudios apoyan la hipótesis de que la exposición intensa e intermitente a la radiación ultravioleta de la piel que se encuentra normalmente protegida es la responsable de la formación del melanoma.

La edad también parece influir y las quemaduras producidas por el sol antes de los 15 años aumentan el riesgo de melanoma.

Las personas de raza blanca de origen escocés, inglés o irlandés con el pelo rubio o rojizo, los ojos claros y abundantes pecas son especialmente susceptibles.

El melanoma es muy raro en la población negra u oriental siendo predominante, cuando se da, en zonas poco pigmentadas como las palmas y plantas y su pronóstico es malo.

La sensibilidad de la piel al sol y la dificultad para broncearse, aumenta el riesgo de melanoma.

La reacción cutánea a la luz solar se relaciona con factores como la pigmentación de la piel, el número de pecas en la infancia o edad adulta y el número de nevus (formaciones parecidas a lunares y que son tumores melanocíticos benignos), constituyendo todos ellos factores de riesgo para el melanoma maligno cutáneo.

La mayor incidencia de nevus en individuos de raza blanca conduce a la idea de que la radiación ultravioleta desarrolla un papel importante en el desarrollo de nevus. Se ha comprobado la existencia de mayor número de nevus en zonas de la piel expuestas al sol que en zonas protegidas, asociándose su aumento con una mayor propensión a quemarse que a broncearse, el número de quemaduras solares, la tendencia a las pecas y el estilo de vida relacionado con una mayor exposición solar.

Factores genéticos
El síndrome del epitelioma basocelular nevoide es un trastorno autosómico dominante en el que los pacientes desarrollan un gran número de epiteliomas basocelulares desde la segunda década de la vida y que, finalmente, afectan a cualquier zona de la piel.

El xeroderma pigmentosum es un trastorno autosómico recesivo que se produce por una alteración en la reparación del ADN, se asocia también con la aparición de carcinomas cutáneos múltiples.

En el melanoma maligno cutáneo se ha descrito una predisposición familiar. El riesgo estimado de presentarlo es del 70% en pacientes con melanosis neurocutánea y distintos tipos de xeroderma pigmentosum, del 1% en hijos de pacientes con melanoma solitario no familiar y del 6% en familias con síndrome del nevus displásico e historia de dos o más melanomas malignos.
Aquellas personas que han sido tratadas con medicinas que les deprimen su sistema inmunológico, tienen mayor predisposición a desarrollar un melanoma.

Sobreexposición a lámparas y cabinas bronceadoras
Las lámparas y cabinas bronceadoras son una fuente de radiación ultravioleta. Una exposición excesiva aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de piel.

Aproximadamente la mitad del número de casos de melanomas se presenta en personas mayores de 50 años.

La exposición a carcinógenos, los traumatismos o cicatrices, las lesiones por radiación crónica y las infecciones virales, son algunos de los factores predisponentes al cáncer de piel.

Sólo un especialista en cáncer de piel, puede realizar el diagnóstico, y para confirmarlo es necesaria la historia clínica del paciente, la observación, y algunos estudios como:
Biopsia por raspado: se insensibiliza la zona de piel a biopsiar con anestesia local y se raspan las capas superiores de la piel con una hoja de bisturí.

Biopsia por punción: se extrae una muestra de piel más profunda. Biopsias incisionales y escisionales: se extrae una cuña de piel. Se realiza para tumores más profundos. Con la biopsia incisional sólo se extrae una parte del tumor para analizarlo. Con la biopsia excisional se extirpa todo el tumor. Si la extensión de la piel afectada es grande, se realizará una biopsia incisional, en un primer momento, para no deteriorar mucho la imagen de la persona. Biopsia por aspiración con aguja fina: se utiliza una jeringuilla con una aguja fina para extraer pequeñas partículas del tumor. No se utiliza para el diagnóstico de un lunar sospechoso pero sí para biopsiar los ganglios linfáticos cercanos a un melanoma. Cuando se sospecha que el estadio del cáncer es alto, se realizarán otras pruebas para el diagnóstico de la extensión. Se realizará un estudio analítico que incluya fosfatasa alcalina, transaminasas y lactatodeshidrogenasa. Este análisis ayudará a valorar la afectación de otros órganos según las alteraciones que se observen en él.

La radiografía de tórax servirá para comprobar la existencia de metástasis en pulmones. Otros estudios más complejos pueden incluir la tomografía craneal, torácica o abdominal. La tomografía consiste en una técnica de rayos X, utiliza un haz giratorio, con la que se visualiza distintas áreas del cuerpo desde diferentes ángulos. La punción aspirativa con aguja fina se puede utilizar para tomar una muestra de cualquier órgano que se sospeche afectado y analizarla al microscopio.

La complicación más temida es la diseminación a otros órganos, en caso de un tumor maligno. Se puede llegar a la muerte si no se recibe el tratamiento adecuado de manera oportuna.

El tratamiento depende de cada caso, de la etapa en la que se encuentre el cáncer y de su tipo, así como de la edad del paciente. el manejo médico puede incluir: radioterapia, quimioterapia, y cirugía para retirar el tumor.


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