La medicina personalizada para mujeres diagnosticadas con cáncer de mama ya es una realidad. El tratamiento tras un diagnóstico de cáncer, depende de la información genética que oculten las células de una pequeña porción del tumor. En función de ésta información es que unos pacientes reciben un fármaco u otro y puede que algunos consigan librarse de la pesada carga de la quimioterapia, si el ADN de su muestra tumoral dice que el riesgo de metástasis es bajo.
Esto ya es posible en el caso del cáncer de mama. Desde el año 2007, la Administración de Alimentos y Medicinas (FDA) en los Estados Unidos, dio su validación al MammaPrint, un dispositivo que evalúa el pronóstico de esta enfermedad en las mujeres que se han sometido a cirugía e indica el riesgo de sufrir una recaída en función de la actividad de una selección de 70 genes.
Este estudio es capaz de identificar de forma más segura a aquellas mujeres con un perfil de riesgo bajo que podrían prescindir de algunos fármacos utilizados en quimioterapia, asociados a importantes efectos adversos.
El estudio permite reclasificar a una tercera parte de los pacientes catalogados según los criterios tradicionales, ayudando a evitar tratamientos innecesarios y mejorando así la calidad de vida de las mujeres.
Los cirujanos y oncólogos utilizan la información de MammaPrint, junto con otros criterios clínicos para tomar sus decisiones con respecto al tratamiento. Combinado con los factores de riesgo tradicionales, el resultado de «riesgo bajo» de MammaPrint puede llevar al médico a recomendar una terapia hormonal, que se considera disminuye aun más el riesgo. Por el contrario, si el resultado de MammaPrint es de «riesgo alto» y, además, presenta otras variables de riesgo, es posible que el médico recomiende un tratamiento más agresivo, que puede incluir quimioterapia.
Aunque ya existen varios estudios que revisan la actividad de distintos genes, MammaPrint es el primero y único estudio de este tipo que obtiene el visto bueno una agencia reguladora, como es la FDA de los Estados Unidos. El contar con la validación de la FDA proporciona la tranquilidad de que se trata de un estudio seguro, eficaz y que efectivamente proporciona los beneficios que ofrece.
Los otros estudios que ofrecen la posibilidad determinar la agresividad de un cáncer, miden menor número de genes (21); se realizan con tejido fijado en parafina, lo cual hace que se pierda el 80% de la información genética del tumor; se limitan a mujeres que han tomado terapia hormonal (Tamoxifeno) durante cinco años; y no cuentan con la validación de la FDA. Por ello, es altamente recomendable que toda mujer diagnosticada con cáncer de mama cuente con la opción de realizarse un estudio genético en tejido fresco para determinar la agresividad del tumor y recibir el tratamiento apropiado de manera personalizada. Para lograr esto es necesario dialogar con el cirujano y conservar una muestra de tejido tumoral fresco para su análisis genético ulterior.