La bomba hormonal que nos sacude cuando nos enamoramos no es eterna, sin embargo, las imágenes por resonancia magnética han revelado que en el cerebro de algunas parejas que llevan décadas juntas se activan las mismas zonas que en los nuevos amantes. También los niveles de oxitocina, la ‘hormona del abrazo’, pueden influir en que este amor se mantenga a través del tiempo, hay una pregunta que sigue rondando en la cabeza de millones de personas de todo el mundo: ¿podemos vivir tan enamorados como el primer día?
El amor es la droga más potente que existe, y no una es una frase hecha. Su efecto es similar al de algunos analgésicos, puesto que enciende zonas cerebrales que reducen el dolor, según una investigación de la Universidad de Stanford en EUA, como ocurre cuando una persona adicta a las drogas las deja, cuando el amor se rompe, las consecuencias de la adicción son tan fuertes que pueden desembocar en graves comportamientos depresivos y obsesivos, tal y como señala el estudio de la reconocida antropóloga Helen Fisher, del Albert Einstein College of Medicine en EUA.
El estudio, titulado Correlaciones neurales del amor romántico intenso de larga duración, es el primero que investiga las implicaciones que tiene este tipo de amor duradero en el sistema nervioso, diferentes teorías apuntaban a que no era posible que la intensidad del amor se prolongara en el tiempo. El cuidado de los hijos podía apagar la llama de la pareja, o bien el amor, con el paso de los años, se transformaba en una amistad profunda entre ambos, sin necesidad de que existiera deseo sexual. La oxitocina registrada durante los primeros meses podría ser un indicador de la duración de la relación
Los resultados mostraron que cuando veían la imagen de su pareja, su cerebro se comportaba de forma similar al de las personas recién enamoradas, al activarse las regiones que fabrican dopamina, situadas principalmente en el área ventral tegmental. Además, también se excitaban las regiones asociadas con el apego maternal y la amistad.
El hallazgo de que la dopamina tuviera también un papel importante en esta fase les sorprendió, esta hormona es la responsable de la euforia, tan común en el comienzo de las relaciones, y es un neurotransmisor que regula el sistema de recompensa, encargado de que respondamos a estímulos que causan placer o desagrado, los resultados sugieren que el sistema de recompensa que se activa en determinadas parejas duraderas se puede prolongar en el tiempo como ocurre con un nuevo amor, pero también está relacionado con los sistemas implicados en el apego y el emparejamiento.
Otra de las hormonas que se disparan es la oxitocina. Entre otras cosas, es la responsable del cariño entre padres e hijos y del afecto entre las parejas, y por eso se conoce como la ‘hormona del abrazo’, sus niveles podrían influir en que una relación sea más o menos duradera. Los científicos entrevistaron a las parejas y comprobaron que los niveles de oxitocina estaban relacionados con la reciprocidad de los miembros y también con el afecto, muestras de cariño, compañerismo y la ansiedad y preocupaciones que compartían, la oxitocina registrada durante los primeros meses podría ser, un indicador de la duración de la relación.