Está demostrado que los humanos somos seres bio-psico-sociales y en este contexto, tanto la heterosexualidad como la homosexualidad tienen origen en estos tres ámbitos.
Si bien el aspecto psicológico y el social pueden explicarse en función del entorno en el cual se desarrolla un individuo, quedan interrogantes como ¿que pesa más, el aspecto psico-social, que podemos muchas veces incluir en un mismo grupo, o el biológico, que tiene que ver con las características propias del individuo en su esencia?. Si la balanza se inclinara hacia el aspecto pisco-social, ¿como explicaríamos que un niño de padres homosexuales (dos papás o dos mamás) tenga una inclinación 100% heterosexual, o vice-vercça?
Por lo anterior, debemos ahondar en el lado de la biología, donde más allá del individuo, sus preferencias serán inamovibles. Sin embargo, un punto que debemos considerar es la diferencia entre la preferencia sexual y el comportamiento; por ejemplo, una persona puede tener una clara preferencia por las personas del mismo sexo, pero por curiosidad o por otros motivos, «probar» la intimidad con alguien de su mismo sexo y aunque este grupo sea catalogado como ¨bisexual¨, en realidad su preferencia está inclinada ya sea a la homosexualidad o a la heterosexualidad y sus interacciones distintas no representan sus deseos profundos.
Desde el punto de vista puramente biológico, existen variaciones genéticas claramente relacionadas con determinado comportamiento, pero en muchos casos, la diferencia es sutil o incluso prácticamente inexistente y en este contexto se han realizado varios estudios de los cuales dos, podían tener relevancia científica.
Uno de ellos es el de Simon LeVay del Salk Institute de San Diego, California, en los Estados Unidos de América, que analizó 41 cerebros de homosexuales que murieron como consecuencia del SIDA. LeVay encontró diferencias en el tamaño de los núcleos intersticiales, que son cuatro grupos de neuronas de la zona anterior del hipotálamo. Descubrió que, de los cuatro núcleos, el número 3 era menor en los varones homosexuales que en los heterosexuales, tal y como ocurría en las mujeres.
El otro estudio es el de Hamer que analizó 114 familias en Italia donde algún miembro era homosexual. Su investigación arrojó una conexión entre un marcador, llamado Xq28 en el cromosoma X y la homosexualidad.
Algunas imágenes tomadas mediante la tomografía por emisión de positrones, PET, muestran diferencias en relación con el funcionamiento de la amígdala, que forma parte del sistema límbico y tiene que ver con las emociones entre individuos homo y hetero sexuales de ambos géneros.
Si bien, de acuerdo con los estudios disponibles en la actualidad, parece haber diferencias desde el punto de vista biológico entre individuos homo y heterosexuales, la realidad es que falta mucho por hacer para obtener resultados concluyentes.
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