Aumentan casos de hígado graso en adolescentes

El hígado graso es la forma más frecuente de esteatosis, no siempre se acompaña de lesión hepática debido a la gran capacidad funcional del hígado

Un estudio dirigido por la Dra. Miriam Benedecta Vos, de la Facultad de Medicina de la Universidad Emory, en Atlanta, Georgia, sugiere que desde la década de 1980 se duplicó en los adolescentes de EUA la enfermedad del hígado graso no alcohólico (HGNA).

Prevenir el sobrepeso infantil evitará la mayoría de los casos de del hígado graso no alcohólico, comenta la Dra. Benedecta Vos.

La prevención incluye educación y apoyo de los padres de niños pequeños para evitar el consumo de bebidas dulces, reducir la exposición a las pantallas (televisión y computadoras) a una hora diaria, preparar medio plato de verduras por día y promover 60 minutos de ejercicio diario o más.

El equipo utilizó la información de varias encuestas de salud nacionales conocidas como NHANES, sobre los participantes de entre 12 y 19 años para determinar la prevalencia del ´síndrome del hígado graso no alcohólico en los períodos 1988-1994 y 2007-2010 y la tendencia de esas tasas con respecto a la prevalencia de la obesidad.

Teniendo en cuenta los puntos de corte por sexo definidos recientemente (>25,8 U/L para los varones y >22,1 U/L para las niñas), la prevalencia de hígado graso no alcohólico sospechoso creció del 3,9%  en 1988-1994 al 10,7%  en 2007-2010. Los análisis estratificados revelaron una tendencia creciente de la prevalencia en todos los subgrupos étnicos, entre varones y mujeres, y los participantes obesos.

La prevalencia de hígado graso no alcohólico fue entre dos y tres veces más alta en los varones que en las mujeres (el 27%  de las participantes obesas y el 48,3%  de los varones obesos tenían valores sospechosos de hígado graso no alcohólico en la última encuesta). Aunque la creciente prevalencia de la obesidad y la obesidad mórbida durante el estudio podría ser una explicación, los resultados muestran la importancia de otros factores.

Los estudios incluyen el monitoreo de las determinaciones hepáticas y el riesgo cardiovascular hasta la juventud. El paso más importante, y más difícil también, es persuadir a la industria alimentaria de ofrecer productos más saludables y menos procesados, es decir, reducir el margen de ganancias en beneficio de la calidad.

FUENTE: Journal of Pediatrics

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