La anorexia nerviosa, la bulimia , están consideradas como enfermedades psiquiátricas que se encuentran dentro de la clasificación de los trastornos de la conducta alimenticia. Están consideradas como enfermedades graves y mortales.
Afectan con mayor frecuencia a mujeres, sin embargo, los varones también pueden manifestar estos padecimientos. Por lo regular aparece entre los 9 y los 25 años de edad.
De acuerdo con la Academia Americana de Pisquiatría, con base en el DSMIV (El manual diagnóstico y estadístoco de los Trastornos Mentales), establece lo siguiente:
La Anorexia se caracteriza por:
– El rechazo a mantener un peso normal, por arriba del mínimo indispensable para mantener la buena salud
La bulimia, se caracteriza por: ser un comportamiento recurrente e inapropiado compensatorio para prevenir la ganancia de peso, a través de vómitos inducidos, y el uso de laxantes y diuréticos.
Las personas que sufren de anorexia tienen miedo excesivo a engordar. Es por eso que apenas comen y lo poco que ingieren se convierte en una obsesión. Es bastante común que una persona con anorexia pese la comida antes de ingerirla o cuente sus calorías. También es común que la persona haga ejercicio en exceso con el objetivo de bajar de peso.
Una característica particular de la anorexia es que la persona no solamente desea ser muy delgada sino que tiene una percepción distorsionada de su propio cuerpo. Si bien bajan de peso a una velocidad alarmante, las personas con anorexia no se consideran delgadas. Una persona que sufre de este trastorno, se mira en el espejo y ve a una persona gorda.
La bulimia es algo diferente a la anorexia ya que la persona que la padece no evita comer. Todo lo contrario; esta persona ingiere grandes cantidades de alimentos que elimina vomitando. Este comportamiento se conoce como “atracones y vaciado”. Como en el caso de la anorexia, la bulimia tiende a afectar a adolescentes y mujeres jóvenes más que a hombres. A diferencia de la anorexia, la bulimia es difícil de detectar. De hecho, una persona con bulimia puede tener un peso normal o un poco mayor que el peso normal.
Algunos signos de alarma son:
Para la Anorexia: baja de peso hasta llegar a un 20% más bajo de lo normal; niega tener hambre; hace ejercicio de manera excesiva; se siente gorda; y se aísla socialmente
Para la Bulimia: inventa excusas para ir al baño inmediatamente después de terminar la comida; come grandes cantidades de comida pero no aumenta de peso; utiliza laxantes o diuréticos; y se aísla socialmente.
Se desconocen con exactitud las causas de estas enfermedades psiquiatricas, sin embargo, existen diversos factores de riesgo como:
a) El factor genético.- la existencia en la familia de un miembro que haya padecido la enfermedad, aumenta entre un 10 al 20% las posibilidades de que se vuelva a presentar.
b) Factores detonantes: En la pubertad, una baja autoestima, dietas restrictivas.
c) Factores perpetuantes: presión social, buscar la aceptación social mediante la perfección de la imagen, que ya se tiene distorsionada.
El disgnóstico se establece, mediante una historia clínica completa del paciente, tomando encuenta los signos y síntomas que presente al momento de la evaluación, la revisión de antecedentes familiares. Es necesaria la valoración específica de un psiquiatra especializado en trastornos alimenticios. Además será necesario la aplicación de diversos exámenes de laboratorio, para conocer el estado nutricional de la paciente, pruebas de sangre, estudios gástricos, ginecológicos, para valorar los daños al organismo.
Una persona que sufre de anorexia puede tener problemas de corazón, hígado y riñones ya que no come lo suficiente. El cuerpo funciona lentamente, como si se estuviera muriendo de hambre, causando una baja en la presión sanguínea, el pulso y el ritmo respiratorio. (En el caso de las mujeres, esta inanición (o falta de alimentos) conduce a la desaparición de la menstruación). La falta de energía puede llevar a las personas que sufren de anorexia a sentirse mareadas y con poca capacidad de concentración. La anemia (falta de glóbulos rojos), la hinchazón de las articulaciones y la fragilidad ósea son afecciones comunes entre la gente con anorexia. La anorexia puede hacer que el cabello se caiga, que las uñas se rompan con facilidad y que la piel se recubra de un vello fino y suave llamado “lanugo”. En casos extremos, los trastornos de la alimentación pueden desembocar en una desnutrición severa y hasta provocar la muerte.
La gente con bulimia sufre constantemente de dolor estomacal. De hecho, la bulimia puede dañar el estómago y los riñones como resultado del vómito constante. La bulimia es capaz de deteriorar el estado de los dientes ya que al vomitar la boca se llena de ácidos que arruinan la dentadura. También es posible que la zona de la cara donde se encuentran las glándulas salivales se hinche a causa de la expansión permanente de éstas por el vómito continuo. Como en el caso de las mujeres con anorexia, a las que sufren de bulimia también les desaparece la menstruación. Y, lo más peligroso es que el vómito continuo que practican puede llevar a una disminución del potasio en el organismo, lo cual contribuye a generar problemas cardíacos y puede, incluso, ser causa de muerte.
Los trastornos de la alimentación también pueden crear problemas emocionales. Cuando una persona vive obsesionada con el peso, es difícil que logre concentrarse en otra cosa. Muchas veces, la gente con trastornos de la alimentación se aísla y se vuelve poco sociable. Los adolescentes que sufren de anorexia no son capaces de disfrutar de comidas con amigos y familiares y, por lo general, no están dispuestos a interrumpir su rutina de ejercicio para divertirse un poco. Los individuos con bulimia invierten mucho tiempo y energía planeando su próximo atracón, gastan mucho dinero en alimentos y se esconden por largo rato en el baño al finalizar la comida.
La anorexia y la bulimia suelen provocar depresión y sentimientos de culpabilidad. Algunas personas con trastornos de la alimentación comienzan a usar drogas, u otras sustancias, con el objetivo de ocultar su sufrimiento; lo cual empeora su estado físico y mental.
El tratamiento depende de la gravedad del caso, y deberá estar enfocado a diversos aspectos:
Físico: recuperación y normalización del peso, recuperación de las complicaciones físicas
Conductual: normalización de la conducta alimentaria, supresión del uso de conductas purgativas (vómito, laxantes y/o diuréticos), normalizar el uso de la actividad física, control de conductas impulsivas (uso de drogas, juego…)
Cognitivo: modificar los pensamientos disfuncionales en relación al cuerpo y a la valoración estética del mismo, incremento de la autoestima, mejora de la imagen corporal, corrección de las alteraciones perceptivas
Emocional: control de la ansiedad en torno a la comida e imagen corporal, identificación de las emociones y manejo de las mismas, mejora del estado de ánimo, control de otros trastornos psicológicos asociados
Familiar: resolver los conflictos familiares, aumentar la independencia de la familia, lograr un apoyo familiar adecuado
Social: mejora de las habilidades sociales, aumento de la asertividad, reducción de la ansiedad social, superar el aislamiento social.
Adaptación social: relacional y ocupacional, debe ser necesaria la ayuda de un grupo multidisciplinario de especialistas: un psiquiatra para otorgar la terapia específica tanto para el paciente como para la familia. Endocrinólogo y nutriólogo, para establecer los mecanismos terapéuticos para recuperar el peso saludablemente, y de ser necesario, la ayuda del cardiólogo, ginecólogo, y otros especialistas, para hacer frente en caso de complicaciones específicas al organismo.