Los periodos más largos de lactancia materna se relacionan con un mayor crecimiento del cerebro en los niños.
Un estudio de la Universidad de Durham y del Reino Unido ofrece más pruebas de que la lactancia es buena para el desarrollo del cerebro y respalda la recomendación de la Organización Mundial de la Salud de que los bebés deben alimentarse exclusivamente con leche materna durante los primeros seis meses de vida, seguido por lactancia continuada (junto a otros alimentos) hasta la edad de dos años.
Los investigadores de la Universidad de Durham y del Reino Unido encontraron que el tamaño del cerebro en relación con el cuerpo se relacionaba más intensamente con la inversión materna, es decir, el tiempo que una madre pasa embarazada y el periodo en que amamanta a sus hijos.
La duración del embarazo determina el tamaño del cerebro de los bebés al nacer y el tiempo que se pasa en lactancia afecta el crecimiento del cerebro tras el nacimiento.
Las especies de cerebro grande se desarrollan con más lentitud, maduran más tarde y viven más, pero lo que no siempre ha sido claro es por qué los cerebros y la historia vital se relacionan, señaló el investigador líder y profesor de antropología Robert Barton.
Una teoría es que los cerebros más grandes aumentan la duración de la vida al hacer que la persona sea generalmente más flexible en sus respuestas conductuales a desafíos impredecibles, lo que permite historias vitales más lentas. Los beneficios son mejorar capacidades perceptivas y cognitivas específicas.
El estudio aparece en la edición de Marzo de Proceedings of the National Academy of Sciences.