Tradicionalmentes los trastornos alimentarios han estado asociados con las mujeres, pero un nuevo estudio dirigido por la Dra. Alison Field, del Hospital de Niños de Boston demuestra que los hombres jóvenes también se obsesionan con su apariencia.
El problema puede ser un trastorno alimentario clásico o combinado con el abuso de fármacos y suplementos, junto con depresión, y el consumo compulsivo de alcohol y drogas.
Los resultados de los estudios sugieren que es necesario ampliar el pensamiento sobre los trastornos alimentarios y tener en cuenta a los hombres, comenta la Dra.Field.
Los trastornos de la conducta alimentaria clásicos son la anorexia nerviosa (la persona no come) y la bulimia nerviosa (la persona se da atracones y usa laxantes o vomita para eliminar la comida).
En muchos casos, los hombres no persiguen lo mismo que las mujeres, hacen algo más que purgarse, se estima que uno de cada 10 pacientes con un trastorno alimentario es hombre.
Para realizar el estudio el equipo de la Dra. Field utilizó las respuestas de encuestas realizadas cada uno o tres años, entre 1999 y el 2011, a 5.527 varones de entre 12 y 18 años al inicio del estudio en 1999, el 31% de los adolescentes se había dado atracones con la comida o se había purgado.
El 9% estaba muy preocupado con su musculatura y un 2% había utilizado algún suplemento, un derivado de la hormona de crecimiento o un anabólico para mejorarla. Ese consumo aumentó al 8% al concentrarse en los participantes de entre 16 y 22 años. Los usuarios de esos productos eran más propensos que el resto a darse atracones con el alcohol y consumir drogas.
Para la Dra. Field, la conducta de esos jóvenes podría ser el equivalente masculino de la bulimia porque están usando productos para modificar el cuerpo. Al 6% de los jóvenes no sólo le preocupaba la musculatura sino también la delgadez.
En general, lo que más les preocupaba a los hombres era la musculatura y esto aumentaba con la edad.
Un 2-3% sólo quería estar delgado, ese grupo tendía a desarrollar depresión.
Los resultados del estudio aparecen publicados en la revista JAMA Pediatrics.