Adicciones sin sustancias: nuevas patologías psicosociales

Comportamientos cotidianos que se convierten en adicciones impiden llevar una vida normal, tranquila, variada y satisfactoria

Estar al pendiente del correo electrónico, ir de compras, comer o trabajar son acciones cotidianas habituales que de pronto pueden empezar a desarrollarse de manera compulsiva; se trata de nuevas caras de un problema conocido, la adicción.

Si bien están lejos de las clásicas adicciones relacionadas con el alcohol y con otras sustancias químicas, pueden ser igual de problemáticas y esclavizantes.
 
¿Qué pasa cuando un chico o un adolescente no pueden estar sin conectarse a Internet? ¿Cómo una persona puede obsesionarse con su apariencia y pasar sus días dentro del gimnasio o contando los ingredientes y la calidad de los alimentos que consume? Si una persona no puede detener esas acciones por su propia voluntad, es adicta.
La noción de adicción no puede limitarse solamente a las conductas generadas por sustancias químicas ya que existen hábitos de conducta aparentemente inofensivos que, en determinadas circunstancias, pueden convertirse en adictivas e interferir gravemente en la vida cotidiana de las personas, explica la Psocóloga Hilda Tévez, del Instituto de Neuropsiquiatría, Adicciones y psicología positiva de Buenos Aire, Argentina.
 
Navegar por Internet, checar mails constantemente, ver videos en YouTube, la práctica exagerada del ejercicio físico, compulsión a las compras, juego sin control, exagerado y obsesivo cuidado particular en la ingesta de alimentos son algunas de las más nuevas adicciones psicosociales. Algunas, como el uso de la web y el cuidado corporal son positivas ya que si existen con moderación, son productivas y placenteras.
  
No todo el que va de compras es un adicto, tampoco quien va a un gimnasio o pasa mucho tiempo frente a una computadora. Sin embargo, potencialmente se puede tener conductas adictivas a toda actividad que genere recompensas. Se vuelve patológico cuando usted no puede detenerse comenta el Dr. Andrés Samá, especialista en dependencia a las drogas de la Universidad del Salvador. 
Los expertos coincidieron al describir un recorrido de varias etapas en las que se pasa de un uso a un abuso para llegar finalmente a la adicción. En un primer momento la conducta es placentera, luego evoluciona a un aumento de los pensamientos referidos a esa conducta. La siguiente etapa ocurre cuando la conducta se hace cada vez más frecuente, sigue un deseo intenso de llevarla a cabo con expectativas de alivio del malestar y, finalmente, la conducta es mantenida a pesar de las consecuencias negativas. Esta es la evolución típica de las adicciones psicosociales.
 
A lo largo de ese camino se va aumentando el compromiso de las personas con la actividad o con el objeto que consuma. En el vacío, la ansiedad, la angustia y los conflictos pueden encontrarse los orígenes de las adicciones, hay una inconformidad fundamental del ser humano que le genera una angustia por el sólo hecho de vivir. La persona, en lugar de resolver estas angustias en un análisis, en una terapia, hablando con los padres o con un amigo, termina resolviéndolo solo con esos objetos.
 
Internet, provee una huida de la realidad cotidiana (como el alcohol y las drogas) y se vuelve un problema cuando las personas se involucran con las actividades on line y su interacción virtual descuidando su salud, sus relaciones interpersonales y sus responsabilidades.
Las nuevas adicciones tapan y disfrazan los verdaderos conflictos y manifiestan la impotencia de un sano camino estratégico de vida, agravando el estrés que dio inicio al abuso y la desmotivación vital. Familia disfuncional, vulnerabilidad, conductas abusivas o adictivas en la familia o el contexto cercano y la permisividad social son reconocidas como algunas de las complejas variables que intervienen en la generación de conductas de abuso.
 
Al igual que ocurre con las sustancias legales e ilegales, las adicciones psicosociales requieren de un camino de recuperación. Desde la psicología se propone un trabajo basado en los modelos de la psicología sistémica, cognitiva/conductual y positiva.
 
En primera instancia se propone el no consumo, luego el desafío es sostenerlo. Se trata de encontrar otras actividades o herramientas del sujeto que lo ayuden a evitar situaciones de riesgo de consumo. Lo más profundo es que el paciente pueda reconstruir su historia en relación con el consumo.
 
 Las adicciones pueden ocurrir en cualquier etapa de la vida, sin embargo la adolescencia es la mayor crisis en la evolución de las personas. Por eso es una etapa crítica en el desarrollo de las adicciones.
 
Los niños, adolescentes y jóvenes están sobreestimulados, saturados de actividades desde la niñez. Se caracterizan por buscar la satisfacción inmediata. Es una generación que crece en una especie de burbuja. 
La relación de los jóvenes con las nuevas tecnologías, adicciones psicosociales sin sustancias,  corresponde al contexto de una serie de transformaciones sociales de las últimas décadas y tienen como consecuencia un profundo cambio en los valores y en las actitudes que pueden provocar conductas de abuso o adictivas.


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