Las mujeres que tienen niveles más altos de vitamina D cuando son diagnosticadas con cáncer de mama parecen tener tumores más pequeños, según un nuevo estudio.
Investigadores de la Universidad de Lovaina en Bélgica, realizaron un estudio retrospectivo que incluyó a 1.800 pacientes, con cáncer de mama temprano, tratadas entre 2003 y 2010. Los datos sobre los niveles de 25-hidroxi vitamina D3 fueron recogidos al momento del diagnóstico, para todas las pacientes, que fueron seguidas durante cuatro años.
Los resultados mostraron que los niveles más bajos de vitamina D se asociaron con un mayor tamaño del tumor, cada disminución en 0,4 ng/mL, de los niveles, se relacionó con un aumento de 1 cm en el tamaño del tumor, sin embargo, entre los niveles de vitamina D y otras características como la invasión de los ganglios linfáticos, el estado del RE o HER2 o el grado del tumor.
Las pacientes que tenían claramente deficiencia de vitamina D, un nivel por debajo de 30 ng/mL, al momento del diagnóstico, también presentaron un aumento significativo en el riesgo de recaída después de tres años, mientras que las que no eran deficientes tenían un riesgo menor de recaída a los tres y seis años. El estudio fue presentado en el Simposio de Cáncer de mama San Antonio, en San Antonio Texas, EUA.
La vitamina D es un grupo de secosteroides liposolubles; en los seres humanos, la vitamina D es única, ya que funciona como una prohormona y porque el cuerpo la puede sintetizar (como vitamina D3) cuando la exposición al sol es la adecuada. La vitamina D previene el raquitismo en los niños y la osteomalacia en los adultos, y, junto con el calcio, ayuda a proteger a los adultos mayores de la osteoporosis. La vitamina D también afecta la función neuromuscular, la inflamación, e influye en la acción de muchos genes que regulan la proliferación, diferenciación y apoptosis de las células.