5 motivos por los cuales una rutina de ejercicio no funciona

Existen varias causas por las cuales una rutina de ejercicio no brinda los efectos deseados en materia de pérdida de peso.

¿Llevas meses o años haciendo una rutina de ejercicio y a pesar de ello sigues subiendo de peso? He aquí 5 motivos que podrían hacer que tu rutina de ejercicio no funcione como esperabas.

1.- Podrías estar comiendo demasiado.

¿El ejercicio que haces te hace creer a la hora de comer que porque lo quemaste te lo ganaste? Varios estudios muestran que las personas tienden a ingerir más calorías cuando hacen ejercicio.

Hay que considerar lo siguiente: una mujer que pesa 60 kilos, quema aproximadamente 476 calorías corriendo a 10 kilómetros por hora durante 45 minutos y el postre promedio de un restaurante tiene 1200 calorías o más, de tal forma, que comiendo aún media ración de postre, está por arriba de las calorías quemadas durante la carrera.

Solución: conjuga el ejercicio con una dieta saludable y consume la cantidad de calorías con la cual vas a poder conservar tu peso, o en caso necesario bajarlo. Escribe lo que comes para llevar una cuenta de las calorías consumidas y luego sustrae las calorías que quemaste con el ejercicio. Recuerda que toda actividad que realizas (incluso dormir) quema calorías.

2.- El ejercicio te deja “en calidad de trapo”.

Si tu rutina deportiva de deja agotado, exhausto, adolorido(a), al grado de que lo único que quieres es quedarte acostado(a) el resto del día, el ejercicio podría resultar más dañino que benéfico.

Llevar al cuerpo más allá de lo que puede dar, resulta contra-producente. Un sobre-entrenamiento causa disminución de los niveles de azúcar en sangre, dolor de cabeza,  baja de defensas e insomnio, lo cual puede contribuir al aumento de peso.

Solución: Hay que seguir un programa de entrenamiento de acuerdo con la condición física de cada persona. Uno que si represente un reto, pero que no drene toda la energía del cuerpo.  Es importante incrementar el tipo y la intensidad del ejercicio de manera paulatina para ir mejorado la condición física poco a poco.

3.- Quemas menos calorías de las que crees.

¿Te sientes vigoroso(a) cuando la máquina caminadora marca que has quemado 800 calorías?  ¡Cuidado! El resultado podría ser engañoso. Algunas máquinas marcan hasta un 30 por ciento más de quema calórica que la realidad., especialmente aquellas que no piden escribir el peso de la persona. Estas máquinas se basan en un “peso de referencia” y no el real de la persona que se está ejercitando.

Solución: adquiere un reloj que mide tu frecuencia cardiaca y gasto calórico y calíbralo de acuerdo con tu condición física, edad y peso. En general puedes considerar que quemas 300 calorías trotando 5 kilómetros, caminando 6.5 kilómetros o andando en bicicleta alrededor de 15 kilómetros.

4.- Tu rutina no está balanceada.

Seguro que la clase de zumba resulta muy divertida, pero eso no significa que es lo mejor para mantenerte en forma. La variedad no solo es un ingrediente básico de la vida, es la clave para tener un cuerpo delgado y fuerte. No existe una actividad que por sí sola brinde a tu cuerpo todo lo que necesita. Hacer únicamente ejercicio aeróbico te permitirá tener una buena condición física, pero no te hará más fuerte ni permitirá que desarrolles músculo libre de grasa. Si no varías la actividad física corres el riesgo de estancarte.

Solución: Crea un programa semanal que incluya diferentes modalidades de ejercicio (aeróbico, fuerza y flexibilidad). Se recomienda contar con por lo menos tres sesiones semanales de fuerza y de tres a cinco sesiones de ejercicio aeróbico a la semana para obtener los mejores resultados.

5.- Tu programa de ejercicio está viciado.

¿Has permanecido por semanas en la misma clase usando el mismo peso? Incrementa el peso poco a poco para que formes músculo e intenta una disciplina deportiva que nunca hayas hecho antes (yoga, Pilates) para estimular tu cuerpo de manera diferente.

¿Porqué resulta importante cambiar las rutinas? A las pocas semanas de hacer una rutina, el cuerpo se acostumbra y ya no le representa un esfuerzo, por lo cual se queman menos calorías que al principio.

Solución: Procura incluir rutinas nuevas y variadas. En las pesas, incrementa paulatinamente el peso y para el ejercicio aeróbico procura siempre estar en la frecuencia cardiaca ideal para ti. Si  lo que deseas es perder peso, se recomienda la fórmula: 180 menos tu edad, más menos 5. Por ejemplo si tienes 40 años, lo ideal es que te ejercites a una frecuencia cardiaca que oscile entre 135 y 145 latidos por minuto. Conforme vayas adquiriendo condición física, vas a tener que hacer más esfuerzo (correr más rápido, aumentar la resistencia en la bicicleta o la elíptica, etc.) para alcanzar tu frecuencia cardiaca ideal y esa será la manera de demostrar que tu condición física está mejorando.



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