El estrés hace que el organismo secrete sustancias, como la adrenalina, que preparan al individuo a enfrentar el peligro. De esta forma, la persona puede reaccionar y enfrentar o alejarse del peligro. De inmediato, el cerebro comienza a secretar relajantes y cuando termina el estresor el individuo regresa a la normalidad.
En el caso del estrés crónico, cuando la fuente de estrés no cesa, el cuerpo libera cortisol, un hormona que ocasiona un incremento en los niveles de azúcar en la sangre y destruye neuronas que se encuentran en el área del cerebro responsable de la memoria. De ahí que las personas que han estados sometidas a estrés por períodos prolongados, no recuerden con exactitud que fue lo que les sucedió. Un ejemplo de ello son las personas que permenecieron por largos períodos en campos de concentración nazis, tenían dificultad para recordar con precisión todos los horrores por los que atravesaron.
Si una persona permanece más de 48 horas bajo estrés su organismo se puede ver afectado: aumenta la tensión arterial y los niveles de glucosa en sangre, de ahí que se diga que un «susto» puede desencadenar la diabetes. El estrés ocasiona que el cortisol se incremente y por ende aumente la glucosa en sangre. Así que el estrés puede desencadenar la diabetes en una personas que tiene una predisposición genética para esta enfermedad.
Además, las personas sometidas al estrés suelen tener una baja en los niveles de melatonina, lo cual ocasiona que no puedan dormir adecuadamente y por lo tanto no desncanses, lo cual merma aún más su estado físico ocasionando un círculo vicioso. La melatonina, además de regular los ciclos de sueño, protege al organismo de los radicales libres que oxidan las células del sistema nervioso. De esta forma, está demostrado que el estrés crónico deteriora la atención, la vigilia y la proyección de ideas.
Conforme la persona envejece, las sustancias que libera el cerebro para relajar al individuo después de un evento estresante, llamadas neuroesteroides, disminuyen. Los neuroesteroides tienen su pico de producción entre los 18 y los 20 años de edad y se liberan una hora después de la situación que ocasiona estrés.
El cerebro de las mujeres produce más neuroesteroides que el del hombre hasta la menopausia, después de la cual, se empareja. De ahí que las mujeres, antes de la menopausia, se recuperen más rápido de un evento estresante que los hombres, lo cual las hace más adaptables.