La Mielitis Flácida Aguda es un trastorno del sistema nervioso. Aunque es poco común, puede llevar a ser muy grave. Y es que se ve afectada la materia gris de la médula espinal. El resultado es una debilidad generalizada en todo el cuerpo.
La Mielitis Flácida Aguda afecta principalmente a los niños. De hecho, más del 90% de los casos corresponde a la población infantil.
Causas
No se ha establecido una causa específica. Sin embargo, la mayoría de los casos se relaciona con una infección viral previa. De hecho, más del 90% de los niños que presentan Mielitis Flácida Aguda tuvieron una infección viral con síntomas respiratorios y fiebre.
Algunos enterovirus, es decir aquellos que se transmite por ingerir alimentos o bebidas contaminados podrían ser la causa.
Si bien el padecimiento se parece a la poliomielitis, no se detecta el virus de la polio en los enfermos.
Síntomas
La Mielitis Flácida Aguda suele iniciar con una debilidad repentina en alguna extremidad. El niño pierde los reflejos y su brazo o pierna se torna flácido. También puede afectada la cara con flacidez de los músculos y caída de párpados o dificultad para moverlos. Síntomas menos frecuentes incluyen dificultad para hablar o deglutir. Puede haber dolor en extremidades, cuello o espalda.
Los casos más severos implican debilidad de los músculos de la respiración. Esto conlleva dificultad para respirar al grado de que pueden requerir de un respirador. En casos extremos, el problema puede ocasionar la muerte.
No se tiene claro si los síntomas se deben a una acción directa del virus o a las propias defensas del enfermo. Algo que se denomina reacción autoinmune.
Prevención
No hay forma específica de prevenir la Mielitis Flácida Aguda. Sin embargo las medidas generales de higiene ayudan a reducir el riesgo. Entre ellas figura el lavado de manos con agua y jabón. También es importante no tocarse la cara con las manos sucias y evitar el contacto con personas enfermas, incluso con gripe.
Tratamiento
No hay un tratamiento específico para la Mielitis Flácida Aguda. El neurólogo determinará el tipo de terapia que puede funcionar en cada caso. Ésta podría ayudar a una mejor recuperación de los pacientes.
Si tu hijo presenta debilidad repentina en alguna extremidad, debes consultar al médico cuanto antes. En la consulta aclárale al pediatra si tu pequeño tuvo o no una infección antes de la presentación de estos síntomas. Recuerda que tu participación es fundamental para promover la seguridad del paciente.
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