Darle vueltas una y otra vez a los problemas nos hace más vulnerables a la ansiedad y la depresión, según estudio organizado por el Dr. en Psicología Peter Kinderman de Mental Health Foundation del Reino Unido.
Los psicólogos dicen que cierta dosis de reflexión tiene consecuencias positivas para nuestra calidad de vida, ofuscarnos en nuestros pensamientos es contraproducente para la salud mental.
La introspección obsesiva es la antesala de la ansiedad y las depresiones, según los resultados del estudio.
El estudio revela que dedicar mucho tiempo a rumiar nuestros problemas es un camino directo a la ansiedad y la depresión, las patologías mentales más comunes actualmente.
Los profesionales de la salud confirman en que darle demasiadas vueltas a los problemas no nos acerca a su solución, la nueva investigación asegura que es mayor el impacto psicológico del pensamiento compulsivo que el del propio problema que creemos estar resolviendo.
Para la realización del estudio, un total de 32.827 personas de 172 países participaron en el, descubrieron que los individuos que no rumian sus problemas ni se culpan por las experiencias negativas de su vida tienen niveles de depresión mucho menores que las que sí lo hacen, asegura el Dr.Kinderman
La mente humana es una máquina compleja y existe consenso en que no hay una única causa para la depresión y la ansiedad. Eso sí, algunos factores tienen más impacto que otros, el estudio mostró que los traumas que más inciden en el desarrollo de una depresión son el abuso sexual o haber sufrido de acoso escolar o «bullying» durante la adolescencia. Le siguen los problemas familiares, la educación, el salario las relaciones personales, estatus y la inclusión social.
Pero estos traumas por sí mismos no son la única causa, entre los agentes que agravan esos problemas, rumiar se mostró más nocivo que autoculparse.
Muchas personas luchan con sus problemas mentales diariamente en el mundo, una de cada cuatro personas sufre algún transtorno mental a lo largo de la vida, según datos de la Organización Mundial de la Salud.
Los psicólogos han llegado a calificar esta manía de magnificar nuestros problemas reproduciéndolos una y otra vez como una enfermedad mental «silenciosa». Su impacto en nuestra salud es frecuentemente subestimado, pero juega un papel en casi cualquier problema mental, desde el trastorno obsesivo compulsivo a los trastornos de la alimentación.
Es muy duro escuchar que tus problemas están causados por algo que sucedió en el pasado y no puede ser cambiado. Sin embargo, la manera en que piensas sobre ellos es algo que los pacientes pueden controlar.
Ayudar a alguien a afrontar sus procesos de negatividad no es una tarea única de los psicólogos clínicos. No siempre es necesario que los pacientes se sometan a un proceso psicológico muy caro. Otros profesionales de la salud pueden ser entrenados para ofrecer a sus pacientes apoyos psicológicos y técnicas que ayuden a cortar la espiral de negatividad.