Las naranjas, mandarinas, toronjas y limones son las frutas cítricas más reconocidas y consumidas. La temporada invernal es la más indicada para usarlas en distintas recetas: como aromatizantes de salsas, en vinagretas, como condimento y decoración de ensaladas o bien para dar aroma y sabor a aceites o preparados de repostería.
La combinación de su delicioso dulzor natural con el sabor ácido, unido a las interesantes virtudes nutricionales y funcionales (vitamina C, folatos, fibra, bioflavonoides, potasio, magnesio, calcio) obliga a tomar al menos un cítrico al día como contribución a un buen estado de salud.
Los bioflavonoides, fibras, pectinas, vitamina C o folatos son compuestos naturales de los cítricos que despiertan el interés de estudiarse por separado para conocer sus efectos potenciales en la prevención y terapia de ciertas enfermedades. Son frutas distinguidas por su riqueza en vitamina C, ácido fólico, fibra y minerales como el potasio, el calcio y el magnesio, y en la variedad y cantidad de compuestos fitoquímicos como los bioflavonoides, que suman su acción antioxidante a la del ácido ascórbico (vitamina C).
Una línea de investigación reciente se centra en evaluar el papel de la pectina de cítricos modificada (MCP), también conocida como pectina fraccionada, un polisacárido complejo obtenido de la cáscara y la pulpa de los cítricos. La pectina cítrica modificada es rica en residuos galactósidos.
Además de los incontables beneficios nutricionales y saludables demostrados de los cítricos, estas frutas contienen ciertos compuestos que pueden desaconsejar su consumo en determinadas circunstancias.
Cítricos en ayunas y molestias digestivas, la vesícula biliar es el reservorio de la bilis, un líquido segregado por el hígado y necesario para la digestión, en particular, de las grasas. La bilis se ha de vaciar de la vesícula al intestino cuando llegan a esta parte del aparato digestivo las sustancias grasas de los alimentos. En diferentes circunstancias, como la presencia de cálculos biliares en la vesícula, la inflamación del órgano o la formación de bilis espesa, la vesícula puede no vaciarse en el momento preciso o con la intensidad debida. A estos trastornos se les denomina coledisquinesias («vesícula perezosa»), pueden ser más o menos intensos y se manifiestan como pesadez abdominal, dolor en el costado derecho y dolor de cabeza.
Ciertos alimentos tienen cualidad colagoga, es decir, estimulan el vaciamiento más o menos intenso de la vesícula biliar, lo cual activa la digestión. Sin embargo, en personas con el aparato digestivo sensible, la ingesta de estos alimentos puede acompañarse de una molesta acción purgante intestinal. La naranja, y en particular su jugo, son dos alimentos que, si se toman en ayunas, pueden provocar malestar leve (náuseas, pesadez abdominal). Aunque estas molestias no revisten gravedad, explican el temor de quienes lo han experimentado a tomar el jugo de naranja en ayunas. No obstante, en caso de padecer colelitiasis, tomar cítricos con el estómago vacío puede desencadenar un cólico, por lo que en estos casos estarían desaconsejados.
Tomar jugo de cítricos entre horas o aislados, sin consumir a la vez otros alimentos no ácidos, puede favorecer el desarrollo de caries. La combinación de azúcares y de sustancias ácidas de los jugos de frutas cítricas favorece una mayor erosión de la dentina, con el consiguiente riesgo de caries. Por tanto, si se tiene costumbre de beber jugos, una buena práctica consiste en cepillarse los dientes, de modo que las bacterias bucales no encuentren sustrato para actuar. Se estima que la posibilidad de tener problemas de caries se triplica cuando se toman jugos, en comparación con la ingesta de otros alimentos que no son de naturaleza ácida ni azucarada.