Estar a dieta para bajar de peso es el factor de mayor riesgo para desarrollar un Trastorno de la Conducta Alimentaria, ya que las personas que la siguen tienen 7 veces más probabilidad de desarrollar dicho trastorno.
Estar a dieta para bajar de peso se ha vuelto un estilo de vida, por lo que es frecuente escuchar conversaciones de cómo bajar de peso, cambiar la figura, la última dieta, ante la presión social que invita a buscar la delgadez.
Se debe estar alerta ante los signos y síntomas de dicha patología cuando la comida se convierte en una obsesión, cambiar la figura del cuerpo rige tu tiempo y comienzas a sentir que pierdes el control de tu vida.
Los trastornos alimenticios son problemas serios de salud mental y pueden poner en peligro la vida. La anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno de “atracones” compulsivos son trastornos alimentarios comunes entre los adolescentes y los adultos jóvenes. La obesidad puede también incluirse como un trastorno alimentario y puede afectar a todas las edades, incluyendo a los niños, adolescentes y adultos.
Estos padecimientos son más frecuentes que se presenten entre los 12 y 25 años en hombres y mujeres, siendo en estas últimas donde tienen más incidencia, al ser 9 de cada 10 personas que padecen Anorexia y/o Bulimia del sexo femenino.
Los trastornos alimenticios también ocultan problemas familiares y personales como conflictos afectivos, malas relaciones con los demás, dificultades familiares, experiencias de invalidez o de violencia, temor a crecer, sensación de falta de desarrollo personal, de vacío y de no tener un lugar en el mundo, entre otros, hay señales que se ven a simple vista del padecimiento de dichos trastornos, la persona con anorexia baja mucho de peso, se ve flaca y desnutrida, tiene la piel reseca y de color grisáceo o amarillento, se le rompen fácilmente las uñas, se le cae el cabello y siempre tiene frío.
La bulimia es más difícil de detectar porque los “atracones” y las compensaciones de ayuno y vómito se hacen en secreto, a solas y no siempre derivan en una pérdida de peso. Los constantes vómitos provocan pérdida del esmalte en los dientes, que se ven amarillos y a veces aparecen callos en los nudillos de los dedos de las manos
Es común que las personas con trastornos alimenticios se aíslen socialmente y se pongan de mal humor con facilidad, sobre todo en las horas de comida en las que se ponen muy nerviosas y prefieren hacerlo a solas; se muestran ansiosos, irritables y padecen tristeza o depresión. La preocupación por su imagen y por la delgadez se extiende a su alrededor y preguntan mucho a los demás cómo se ven, se comparan con otras personas y critican mucho a las personas obesas.